México, 11 sep (EFE).- La incertidumbre representa un gran desafío para las personas con autismo y para sus padres, que ahora cuentan con un programa creado en México para ayudar a sus hijos en medio de la pandemia.
«La falta de estructura nos ha pegado a todos y eso causa mucho estrés, especialmente a las personas que viven con autismo y a sus familias», contó a Efe Paloma García, especialista en neurodesarrollo y cofundadora del programa META.
La experta explicó que este programa está basado en tres pilares fundamentales: mejorar las relaciones entre padres e hijos, cambiar el enfoque sobre la percepción del autismo y desarrollar el potencial de los padres «para ser el experto que siempre han buscado».
El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por graves déficits del desarrollo, permanentes y profundos, que afectan a la socialización, la comunicación, la imaginación y la conducta, entre otras cosas, y está presente en aproximadamente el 1 % de la población a nivel mundial.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada 160 personas tiene un trastorno autista, en Latinoamérica 1 de cada 120 personas presenta algún tipo de trastorno y en México la Secretaría de Salud considera que anualmente 6.200 personas al año nacen con autismo.
Hasta ahora, en México, no existen programas especializados que guíen a los padres con hijos que tienen deficiencias neurológicas como el autismo.
Es por eso que este programa busca ser un acompañamiento personalizado para los papás que tienen hijos con esta condición, en el que lo primero que se hace es hacerles comprender cómo funciona el cerebro humano, especialmente aquel que se diferencia por una alteración neurológica.
«Brindamos a los papás las herramientas necesarias para que conozcan a su hijo. Tratamos de explicar al papá el porqué de la raíz de la conducta del pequeño y a partir de ahí les planteamos pequeños objetivos que pueden hacer el cambio», aseguró García.
Roxana Saravia, cofundadora del programa, explicó que todavía existe mucha desinformación o falta de educación, por lo que su programa busca que los padres acepten que el autismo no es malo «es simplemente diferente».
Esto, de alguna manera, hace que los padres se vuelvan «inmunes» a la negatividad y el estigma que todavía rodea al autismo en México.
La idea, expresaron ambas, es empoderar a las familias y enfocarse en lo que necesitan los niños en su día a día «lo que va encajar en su rutina diaria porque como sabemos pueden perder el balance muy fácilmente y más en estos tiempos de pandemia», afirmó.
LA VIDA CON MAROMETAS
Viviana Alvarado tiene un hijo de 11 años, y llegó a Meta porque el pequeño estaba teniendo problemas sociales en la escuela, no se adaptaba fácilmente y tenía dificultades con la planeación espacial y motricidad gruesa.
En el programa, se enfocaron en darle las herramientas y estrategias necesarias para ayudarle a su hijo a mejorar esas áreas, motivarlo a hacer más ejercicio, a pasar menos tiempo en las pantallas, a mejorar su autoestima y socializar con confianza.
En un lapso de solo tres meses, Viviana logró lo que en 9 años no había conseguido: hoy su hijo es más comunicativo, responsable, y activo y pasó de no poder dar una marometa sin marearse a hacer 40 marometas en un día.
«En muy pocos meses hemos logrado muchas cosas que en años no logré y eso ha sido en parte por mis ganas de guiar a mi hijito pero también porque llevo el acompañamiento adecuado», puntalizó.