La Paz, 17 nov (EFE).- Bolivia cumple este domingo una semana desde la renuncia de Evo Morales a la Presidencia, cargo que ocupó por trece años y nueve meses, en la que el país ha dado un giro radical en medio de una profunda polarización y una trágica violencia.
La cuenta regresiva para Morales inició el 20 de octubre en las elecciones generales, que por la forma en la que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) manejó el escrutinio desató una oleada de protestas, ante las denuncias de fraude.
A los cuatro días, con el cómputo del 99,99 % de los votos se confirmó la victoria de Morales por cuarta vez consecutiva para gobernar hasta 2025.
El país se dividió en dos, entre los que defendían al presidente y los que pedían su salida ante el «fraude».
La crisis ya completa 29 días entre movilizaciones sin cesar desde diferentes sectores sociales y políticos, que han sumido en el caos al país con 23 muertos y más de 700 heridos, según cifras de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Pese a que las Fuerzas Armadas, atendiendo un llamado de la Policía que se vio superada por los disturbios, han salido a las calles en varias regiones, no han logrado controlar totalmente el orden público.
EL PRINCIPIO DEL FIN
Entre el 8 y 9 de noviembre la Policía se amotinó en varias ciudades del país, mientras líderes cívicos y de la oposición refuerzan las movilizaciones que piden la salida de Morales.
El domingo 10 en la mañana la Organización de Estados Americanos (OEA) da a conocer una auditoría, que fue solicitada por el propio Gobierno de Morales, en la que señala «graves irregularidades» en las elecciones y pide que se repitan.
Evo Morales, sin citar ese informe, convoca de manera sorpresiva a elecciones y con un nuevo órgano electoral.
La Policía Boliviana y las Fuerzas Armadas «sugieren» al líder indígena que para «pacificar al país» renuncie a la Presidencia.
Varios ministros, gobernadores, alcaldes, todos oficialistas, e incluso la presidenta del TSE, María Eugenia Choque, renuncian a sus cargos, en una escalada de dimisiones que quebrantan aún más a Morales y a su Gobierno.
Finalmente, en la tarde del día 10 Morales aparece en un video y hace el anuncio antes impensable, renuncia a la Presidencia de su amada Bolivia tras casi catorce años en el poder.
Al lunes siguiente viaja a México en calidad de asilado, no sin antes responsabilizar a opositores y la Policía de un «golpe de Estado» en su contra.
LOS RÉCORDS
Morales llegó a la Presidencia en 2006 siendo el primer indígena en llegar al poder en Bolivia por voto popular.
En 2009 promulga la nueva Constitución, con la que refundó al país llamándolo Estado Plurinacional de Bolivia.
En agosto de 2018 se convierte en el presidente del país que más años ha estado en la Presidencia.
«Cumplir 12 años, 6 meses y 23 días en el Gobierno, es un nuevo récord que nos enorgullece», dijo.
Durante su Gobierno los indígenas lograron un mayor reconocimiento hasta llegar a ocupar cargos importantes en el Gobierno y en el Legislativo.
Muestra de ese reconocimiento es la wiphala, la bandera de los pueblos originarios que fue incluida en la Constitución como símbolo patrio.
Además, Morales posicionó al país como una de las economías más estables de toda Suramérica, con crecimiento sostenido que organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) han destacado.
Su renuncia también es un récord, pues él y su partido el Movimiento al Socialismo (MAS) acudieron a varias maniobras políticas y jurídicas para garantizar un cuarto mandato consecutivo, pese a que en 2016 en un referendo los bolivianos le dieron el no a su aspiración para postular a un cuarto mandato.
UNA MUJER EN LA PRESIDENCIA
La opositora Jeanine Áñez asume el martes 12 la Presidencia interina de Bolivia, despues de que como senadora activó el mecanismo sucesorio que dejó roto el oficialismo, puesto que con Morales renunciaron todos los que constitucionalmente estaban habilitados para reemplazarlo.
Áñez pertenece al partido Unidad Demócrata, que tiene solo nueve de 36 senadores, en un Parlamento con mayoría del MAS.
El Tribunal Constitucional explicó que aunque Áñez no tuviera el quórum necesario en el Parlamento, está respaldada por una interpretación del texto constitucional para casos de vacío de poder.
En los siguientes días Áñez anuncia los nombres del gabinete de transición y releva al alto mando militar y policial.
RUPTURA CON VIEJOS ALIADOS
El Gobierno interino rompe las relaciones históricas con el Ejecutivo del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al denunciar que venezolanos vinculados con la embajada de ese país en La Paz estaban «atentando contra la seguridad interna» en Bolivia.
También se confirma la salida del país de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), otro de los aliados de Morales, y analiza el retiro de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Cuba decidió, «para no exasperar la relación», sacar del país a más de 700 médicos ante los señalamientos de que estarían dando apoyo a las manifestaciones a favor de Morales.
Con México, país que acogió a Morales, la relación está bajo cierta tensión ante la molestia del Gobierno Áñez por permitir que haga desde su asilo pronunciamientos «políticos y hostiles».
El Gobierno mexicano «está violando los principios del asilo político» e inclusive está vulnerando «la Doctrina Estrada que tan orgullosamente ha ostentado por casi un siglo el Estado mexicano», sostiene el Gobierno interino.
INTENTOS DE DIÁLOGO
Ante los llamados a la pacificación del país, la ONU mandó a Bolivia al diplomático francés Jean Arnault, para que trate de mediar entre los distintos actores políticos y sociales, quien ya se ha reunido con la presidenta transitoria y viajará a distintas regiones del país.
El Gobierno interino ya ha iniciado acercamientos con legisladores del MAS, quienes plantearon algunas condiciones como que no haya «persecución política».
Desde México, Morales ha pedido a países amigos de Europa y al papa Francisco que acompañen el diálogo en Bolivia.
El país requiere de salidas urgentes, pues ya se empieza a sentir la escasez de combustible y de alimentos, además de que muchos comercios siguen cerrados.
Bolivia vivió este pasado viernes la jornada más dura desde que se registran las protestas, con fuertes enfrentamientos en la región de Cochabamba, que dejan hasta el momento al menos nueve muertos y más de cien heridos.
Laura Núñez Marín