CIUDAD DE MÉXICO (EL UNIVERSAL).- Conforme los países empiezan a relajar restricciones relacionadas con el Covid-19, una pregunta se generaliza: ¿El coronavirus sigue siendo una pandemia, o es ya una endemia que permita ver la luz al final del túnel? ¿O se trata más bien de una sindemia? Y, en última instancia ¿Cuál es la diferencia?
En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el Covid-19 constituía una pandemia, al cumplir dos criterios: se trata de una enfermedad que afecta a más de un continente, y los casos en cada país no son importados, sino transmitidos comunitariamente. Es decir, de origen local. De entonces a la fecha han surgido incluso una serie de variantes, la última de ellas ómicron, que desató una nueva oleada, por ser más contagiosa, pero que de acuerdo con algunos expertos podría marcar la recta final hacia la salida.
En ese sentido, comentan que el Covid-19 estaría comenzando a comportarse ya como una endemia; es decir, una enfermedad en una zona geográfica, con una prevalencia crónica alta. Para que una enfermedad se considere endemia, debe cumplir dos criterios: permanecer en el tiempo y afectar una región, o grupo de población, muy bien definidos. La malaria, la influenza, por ejemplo, son consideradas endemia, y aparecen cada determinado tiempo en ciertos lugares.
El investigador virólogo de la Universidad Estatal de Stony Brook (Nueva York), Jerónimo Cello, plantea que un virus se vuelve endémico cuando su circulación empieza a disminuir y los cuadros son más leves. «Vamos a la endemicidad, porque tenemos vacuna y ha habido mucha infección que genera inmunidad natural, lo que hará que haya menos transmisión, hospitalizaciones y muertes. Pero el virus va a seguir circulando. Si uno mira históricamente, muchas pandemias de virus respiratorios empiezan con alta letalidad, transitan y terminan en circulación endémica, algunas con brotes», explicó, en declaraciones reproducidas por el diario argentino La Nación.
Vacunas, contagios… no en todos lados será igual
Cello reconoce que es difícil anticipar si esta posibilidad será igual en todos lados. Probablemente no sea así, porque depende de cuál es el grado de vacunación existente, cuántos infectados, qué clima hay y qué interacción se da entre la gente: «Todos esos factores hacen la heterogeneidad y pueden determinar que en algunos lugares haya más brotes que en otros. No hay que esperar una respuesta similar en todos lados», describe.
También apunta que, en la etapa de la endemicidad, jugará un rol la variante en circulación. Pueden ser distintas en los diferentes lugares, con diversidad de fuerza de transmisión y de evasión. Cello dice que es cierto que cuando hay menos gente vacunada el virus tiene más posibilidades de replicarse y, por lo tanto, de mutar. «Pero hay que considerar que, cuando la inmunidad es suficiente en la población, también hace presión sobre el virus y lo hace mutar; todo eso determinará qué características tendrá la endemicidad«, sintetiza.
José Antonio López Guerrero, titular de Microbiología y director del grupo de Neurovirología en el Departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid y director del Departamento de Cultura Científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, comparte que se va hacia una endemia. Y ómicron, opina, ha contribuido a ello, al infectar a tantas personas, incluyendo vacunados.
«Ómicron dejará una inmunidad funcional o natural que –de no aparecer otro monstruo– hará que convivamos con la enfermedad de manera estacional, será endémica«, sintetiza.
En cuanto a la sindemia, los expertos señalan que ésta se produce cuando dos o más enfermedades conviven e interactúan, causando un daño mayor que cada una de ellas por separado, o incluso que la suma de las enfermedades, aisladas. En el caso del Covid-19, los médicos explican que interactúa con padecimientos como la diabetes, los problemas cardíacos, las alergias, los daños pulmonares o el cáncer, haciendo los pronósticos mucho más sombríos que cuando sólo se tiene una de las enfermedades.
¿Qué significa llamar al Covid-19 de un modo o de otro?
Lo que cambia es el modo de acercarse a la enfermedad, las restricciones y normas que imperan. Desde que se le designó como una pandemia, desde la propia OMS vinieron una serie de recomendaciones, desde el uso de cubrebocas al de alcohol en gel, evitar multitudes, que poco a poco, conforme ha bajado los picos y la situación llega a una «nueva normalidad», se han ido relajando.
Es lo que sucede cuando una enfermedad se convierte en una endemia. Como en el caso de la influenza, que al llegar la temporada invernal vienen una serie de recomendaciones, desde el uso de cubrebocas si se está enfermo hasta la vacunación en esa temporada. Eso, prevén los expertos, es lo que podría suceder con el Covid-19, una vez se determine, por ejemplo, si habrá que seguir vacunando a la gente, cada cuánto tiempo, y qué otras normas habrá que respetar, de forma que las personas puedan «convivir» con un virus que, creen los médicos, ha llegado para quedarse.
En cuanto al Covid-19 como sindemia, lo que implica para los médicos y pacientes es verificar cómo este virus complica y se combina con otros padecimientos crónicos, de manera que se pueda ver de qué mejor manera se puede combatir en los pacientes.
Medios como la BBC aluden a expertos como Tiff-Annie Kenny, investigadora de la Universidad Laval, en Canadá, quien ha señalado que enfrentar el Covid-19 como una sindemia permite poner atención no sólo en el virus en sí, sino en el contexto social de las personas.
Ya se hable del Covid-19 como pandemia, endemia o sindemia, Pablo Goldschmidt, virólogo argentino residente en Francia, explica la situación de este modo: » Los virus respiratorios no se erradican, no se eliminan, y este es respiratorio». En ese sentido, añade, es «en la gente vulnerable» en la que debe «focalizarse la atención».