Nuevamente la violencia está imparable en Aguascalientes, pues sólo en esta semana que está por terminar ocurrieron algunos hechos de sangre que preocupan a la ciudadanía, pero parece que no ocupan a las autoridades.
Un policía muerto en el cumplimiento de su deber, una mujer asesinada y su hermana herida en un aparente intento de asalto en la 45 Sur, un narco torturado y ejecutado en un picadero que estaba a la vista de todos, además de la trágica racha de accidentes en los que varias personas han perdido la vida.
El asunto es que parece que lamentablemente ya nos estamos acostumbrando, cuando oímos hablar de ejecuciones ya no es novedad, pues son eventos que suceden una semana sí y otra también, y lamentablemente el germen de la violencia se expande a nuestro alrededor, por ejemplo, en el caso del policía asesinado los agresores huyeron a territorio zacatecano, y en el sangriento asalto en el sur el homicida huyó a Jalisco, ambas Entidades peligrosas, ya lo sabemos, pues también padecen el flagelo de la violencia, y en los dos Estados se han registrado éxodos de familias enteras que huyen con lo puesto porque tienen miedo; y los aguascalentenses, lamentablemente, también lo sienten.
Volteemos la mirada a La Chona, población jalisciense muy cercana a Aguascalientes que ha vivido una vorágine de violencia imparable en los últimos años, y donde en esta misma semana tres personas secuestradas fueron rescatadas de una casa de seguridad, pero admitámoslo, también aquí han ocurrido estos sucesos, pero estos hechos que vemos como ajenos acontecen a nuestro alrededor, por desgracia, y cuenta de ello son las notas rojas de todos los días.
Pero además del crimen se han dado uno tras otro fatales accidentes que le han costado la vida a muchas personas en las últimas semanas, por lo que no es exagerado decir que nuestro Estado se ha visto manchado de sangre en días recientes.
Y la violencia ocurre, por supuesto, a pesar del discurso triunfal de las autoridades que suelen señalar a nuestros vecinos territoriales por los hechos delictivos que los azotan, pero buscamos la paja en el ojo ajeno y no vemos lo que pasa aquí, en la otrora tranquila Entidad.
Ya pasaron los tiempos en los que la gente se sentía segura, que los niños salieran solos a las calles o a la tienda, a jugar a la pelota, o de que los adultos fueran con precaución, pero no con miedo, a hacer sus actividades del día a día, esperando no estar en el momento y en el lugar equivocado cuando hay un hecho delictivo; ahora esto suena imposible.
Aguascalientes en los últimos años ha sufrido un baño de sangre que, por un lado, no se puede hacer nada si se trata de percances, pero sí en cuestiones de inseguridad, aunque parece que las autoridades tienen otros datos y las consecuencias las sufren los ciudadanos.