La gobernadora de Campeche, la morenista Layda Sansores, emula al presidente López Obrador con su desenfrenado show denominado “Martes del Jaguar”, que se transmite por la red social Facebook. La temática es la misma, todo lo malo es culpa del pasado, en específico del ex-gobernador priísta Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como “Alito”.
El show de los martes replica la metralla mediática de la conferencia matutina de López, pontifica con ejemplos de presunta moralidad de su gobierno y solicita a constructores y proveedores ya no entregar diezmo, ni a ella ni a sus funcionarios, porque eso “se acabó en su gobierno”, son la cuarta transformación.
Desde luego que la señora también acusa de todo lo malo al pasado, y se va contra los adversarios (de ella o de su jefe político) sin importar violar la ley y, como en los shows donde se utilizan “jaladores de aplausos”, Layda utiliza periodistas a modo, llamados “paleros” de sobres amarillos (chayoteros) para darle amarre a la denuncia.
En su show pagado con recursos del Estado, ha dado a conocer audios de conversaciones privadas de Alito Moreno, en la parte medular despotrica contra los periodistas de los que dice hay que matarlos de hambre; “a los periodistas no hay que matarlos a balazos (…); hay que matarlos de hambre”. La caja de Pandora había sido abierta por Layda y de ella escaparon todas las desgracias para Alito.
A la difusión del audio Moreno Cárdenas acusó al Gobierno Federal y a su partido MORENA, de emprender una campaña para desprestigiarlo, con “grabaciones ilegalmente obtenidas y vilmente editadas”. Señaló que con los audios difundidos se busca dividir el bloque opositor, crear división y confrontación, así como enfrentarlo con los Medios de Comunicación y con la ciudadanía, y acusó ser vendetta porque el PRI rechazó votar la reforma eléctrica de MORENA.
Las filtraciones no pararon ahí, más audios de Alito fueron difundidos, pero uno pegó en la línea de flotación, el presidente nacional del PRI calificó como sus “brothers” a comunicadores como Ciro Gómez Leyva y Carlos Marín, mencionó como aliado a la revista Proceso, el periódico Reforma, criticó a Joaquín López-Dóriga, a Rafael Cardona y llamó “prostituta” a la periodista Rosaura Mijangos de Telesur, toda esta presunción en jactancia del control mediático que tenía cuando fungía como gobernador.
Las respuestas no se hicieron esperar, “cadáver político” lo llamó Rafael Cardona, y al PRI lo describió a un partido en estado de rigor mortis, ciertamente no se equivocó. Alito pasó de sepulturero de su partido a cadáver del tricolor. Hoy “apesta”.
Exhibido en otro audio donde se presume haber incumplido a MORENA en la votación de la reforma eléctrica, se convierte en pasivo de la alianza para la elección del 2024, y se atrinchera en la presidencia como escudo y moneda de negociación.
Alito tiene razón, López Obrador se ha visto complaciente con la filtración de los audios, lo mismo la FGR ante el flagrante delito cometido al grabar y filtrar conversaciones privadas, Layda es sólo instrumento, así se debe entender.
Las grabaciones ilegales se deben investigar, sancionar e impedir que suceda, lo que no pasará, el daño ya está hecho, porque los audios describieron de cuerpo entero al presidente del PRI, un hombre hoy impresentable cuya fotografía será muy cara para la alianza.
Es México el que pierde, no es el PRI, no es la alianza, porque el ejercicio de la política se encuentra en los más bajos niveles de civilidad, se viola todo y nada sucede, el Estado de Derecho se agotó con 4T, todo se justifica bajo el argumento de la “libertad de expresión” y el “somos diferentes” exhibiendo cada semana los restos de la carroña dejada en la pelea por el control del otrora partido aplanadora, principal agencia de colocaciones de MORENA. Hoy México pierde porque quien ganó con la exhibida es MORENA, y MORENA está hundiendo a México.
Entonces viene ad hoc la rima de Sor Juana: “¿O cuál es más de culpar… Layda por grabar o Alito por defenestrar?”.