Guadalajara (México), 4 feb (EFE).- Entre hilos, canutillo y telas decenas de internas en el Centro de Readaptación Femenil de Puente Grande en el estado Jalisco, oeste de México, hilvanan sueños y buscan una forma de ser productivas en el taller de alta costura que funciona en ese lugar.
Durante horas, las manos de las mujeres que pertenecen al taller, administrado por la empresa Ragazza Fashion, dan forma a complejos bordados y elaborados corsés que posteriormente se convertirán en pomposos vestidos para niñas que pronto serán quinceañeras.
Hilar los sueños de estas adolescentes también significa para las internas una oportunidad de construir una nueva forma de vida más allá de los estereotipos y prejuicios que significa estar en prisión.
Alma «N» contó a Efe que dedicarse al bordado y la costura es una forma de probarse que es posible continuar la vida con dignidad.
«Es demostrarme a mí misma y demostrarle a mi familia que sí se puede, que no importa el lugar en dónde estés, tienes que agarrarte de lo mejor que tengas para salir adelante», señaló.
Por cuatro años ha bordado decenas de corsés. El más especial fue el que hizo para su hija mayor, quien cumplió 15 años el año pasado.
En ese diseño la dueña de la empresa le autorizó dedicar parte de su jornada laboral, de ocho horas diarias, para terminar el vestido que su hija lució en una fiesta especial realizada en el reclusorio.
«Son sueños. Vi la ilusión de mi hija cómo esperaba recibir ese vestido, la alegría, las lágrimas cuando se lo midió y es cuando te das cuenta de lo hermoso que es tu trabajo», contó.
El taller inició hace cinco años con seis trabajadoras. Actualmente son 74 mujeres las que colaboran en él y reciben una remuneración de hasta 2.000 pesos (unos 106 dólares) a la semana, según su productividad y habilidades, dinero que les permite ayudar económicamente a la familia.
Los vestidos son diseñados y «ensamblados» por Ragazza Fashion a la medida de cada quinceañera y son comercializados en México y Estados Unidos.
Hace dos años Berenice «N» se convenció de entrar al taller motivada por el entusiasmo de sus compañeras. Sin siquiera saber enhebrar (ensartar el hilo en la aguja) la joven aprendió que sus manos pueden transformar y modelar delicadas figuras sobre una tela.
«Están hechos completamente a mano, piedra por piedra, tenemos callos en los dedos de tantos piquetes de las agujas, pero lo que más queremos es coser, hacerlo rápido y bien hecho», dijo con emoción a Efe.
Aseguró que bordar y coser la han ayudado a encontrar una ocupación y a enfocarse en cumplir nuevos retos, a pesar de no estar en libertad.
«Estoy muy orgullosa de mí, le echo ganas y valoro el tiempo que estoy aquí, no reniego, más bien aprendo cosas nuevas, te haces la vida menos pesada», señaló.
La iniciativa es parte del proyecto «Reinserción, segunda oportunidad» cuyo propósito es que las mujeres privadas de la libertad aprendan un oficio que les permita ser productivas dentro y fuera del Reclusorio, contó a Efe el director de prevención y reinserción social del Estado de Jalisco, José Antonio Pérez.
«Es hacerlas productivas y que las personas tengan la oportunidad de contribuir al sostenimiento de sus hijos, es fundamental porque el fracaso en México en el tratamiento de reinserción es creer que era un castigo lo que se ocupaba para que alguien rectificara y es un error», expresó.
De hecho tres trabajadoras del taller recuperaron su libertad y se incorporaron de tiempo completo a la empresa Ragazza Fashion.
Ahora son quienes capacitan a sus excompañeras de celda cuando es necesario emplear nuevas técnicas de bordado, aseguró Carolina Vázquez, directora del corporativo Andalucía que representa a la marca.
Vázquez consideró que el taller es un «semillero de talentos» que pueden tener un futuro en la costura dentro o fuera del reclusorio.
«Ellas son una extensión de la familia que tenemos afuera colaborando. Todas las que han venido con nosotros pueden tener una oportunidad, es importante el historial que hayan dejado aquí. Ha sido un éxito tener personas que laboran con nosotros una vez que salen y tienen oportunidad de desarrollarse», concluyó.