Aguascalientes.- A base de “locuras” –como ellas mismas le llaman-, las jóvenes Carolina Padilla y Ana Pietra Santa dan lecciones y pretenden hacer que sobre todo las personas que enfrentan problemas de depresión, ansiedad o simple desánimo vean la vida de manera diferente.
Para cumplir con su actividad académica y los retos que se autoimponen para sentirse bien consigo mismas y transmitir de alguna manera su emoción por la vida a otras personas, las dos señoritas buscan un lugar estratégico dentro de la plancha de la plaza principal de la ciudad para regalar abrazos, sonrisas y también para transmitir su alegría por la vida.
“Nos entristece lo que pasa con los suicidios, con la violencia, con las familias que se desintegran y con los jóvenes que están desorientados y que no sienten afecto, por eso nosotros en nuestra locura queremos contribuir para que cuando menos en algo se puedan cambiar las cosas, por eso regalamos abrazos, también lo hacemos por sentirnos bien y porque con esta actividad transmitimos también alegría y sentido por la vida, que es lo que al parecer se necesita ahora más que nunca”, señala Carolina Padilla al dar cuenta de lo que llamó “nuestra locura”, actividad que le permite tener contacto pero también transmitir su alegría y su vitalidad a las personas que caminan por la plaza y que aceptan de buena gana el abrazo sin costo que se les ofrece.
Y mientras que Ana Pietra Santa exhibe su cartelón de color anaranjado donde anuncia “Abrazos Gratis” y el que le permite tener una rápida y emocionada respuesta de personas de todas las edades y de todas las condiciones socioeconómicas, su compañera Carolina Padilla dice que para ser felices, las personas deben reencontrarse, conocerse y animarse a enfrentar sus temores y los retos con la mejor cara, “por eso nosotros hacemos locuras, como ésta de regalar abrazos y sonrisas, para sentirnos bien y hacer sentir igual de bien a la gente”.
La plática con las dos entusiastas jóvenes regala-abrazos se interrumpe constantemente, pues la gente que pasa a su lado y que se entera de su actividad no duda en fundirse con ellas en un abrazo y en olvidarse por un momento de sus problemas, enfermedades y dolencias, para acordarse de que la felicidad está en uno.