Mientras en Estados Unidos avanza sin freno la pandemia y se reporta que, por ejemplo, Florida, registra ya una media de mil infecciones diarias, los analistas ven en el comportamiento mayoritario que la población “perdió el miedo al coronavirus”, lo que parece una norma global en los países que ahora viven las diferentes etapas del desconfinamiento, una que se aplica cabalmente en México, donde la población en general ha optado por asumir el riesgo de contagio.
Recién este sábado el Reino Unido autorizó la apertura de sus célebres pubs, y tras dos jornadas de puertas abiertas reportan que es un hecho que personas que en sus cabales guardan un mínimo la distancia social, se olvidan de la prudencia conforme se van embriagando, pues las escenas en esos bares, en los que, entre otras actitudes irresponsables, se registraron los abrazos de los borrachos amigados por el alcohol y los infaltables pleitos a puñetazos.
Señalamos lo que pasa en estos países, donde se supondría que la gente es más responsable, para entender lo que pasa aquí, en que ya es común que muchos hablen respecto a la pandemia encogiéndose de hombros y dando por supuesto que tarde que temprano todos se contagiarán, como si no estuviéramos hablando de un virus que puede llevarnos a la muerte y en un país donde la legalidad dobla la media mundial, y eso con los datos oficiales, una vez que las autoridades ya admitieron que los decesos por Covid-19 pueden triplicar los casos reportados en las cifras de la Secretaría de Salud.
Fue el sábado pasado que México superó a Francia en número de muertes, al confirmarse una tendencia que señala a nuestro país será, en pocas semanas el tercer lugar global de decesos, sólo superado por Estados Unidos y Brasil, otros dos países donde coinciden la actitud absolutamente irresponsable de sus autoridades y una población que parece que decidió resignarse y jugarse la vida haciendo vida normal.
as imágenes del fin de semana son elocuentes, pues mientras la autoridad sigue insistiendo en la criminal afirmación de que la pandemia está controlada, la movilidad en las zonas que de manera tramposa fueron señaladas con el color naranja, sigue en aumento.
Centros comerciales llenos de mirones, restaurantes con cada vez mayor afluencia, pero sobre todo verdaderos festivales callejeros en las zonas de antros y bares del centro y el norte de la ciudad, nos explican por qué la ola de contagios no cesa, en tanto se siguen reportando que mientras la ocupación de los hospitales crece y pronto estaremos ante una situación más grave si cabe, los enfermos de otros males que requieren atención inmediata desesperan o hasta mueren porque la capacidad hospitalaria es limitada y se les está negando el tratamiento que les es urgente para sobrevivir.
Se entiende que los hay que deben salir a la calle para sobrevivir, sobre todo ahora que la crisis económica por el patrón económico tiene a tantos en apuros, pero llenar calles y bares para seguir la juerga que se nos negó por la cancelación de los festejos, sin reparar que eso sólo prolongará todas las crisis que padecemos, y que la autoridad se limite a llamar a la prudencia, parece ser el signo de que la resignación colectiva da por hecho que todos se contagiarán, que muchos de estos fallecerán, algunos sin siquiera lograr atención médica, y que de cualquier manera no pasa nada.