Delicadísima denuncia hicieron ayer empleados que prestan sus servicios en el Centro de Salud Mental Agua Clara, pues aseguran que trabajan con lo que tienen, que obviamente no es mucho, en detrimento de la población de Aguascalientes.
Este Centro a últimas fechas es un desperdicio, pues no es la primera vez que la sociedad y los empleados se quejan del servicio que presta, sobre todo ahora en tiempos tan necesarios en que ha aumentado la demanda de terapeutas, psicólogos y psiquiatras por la difícil situación que se vive actualmente.
La pandemia del Covid, que nos tiene a mal traer desde hace más de un año con todo lo que implica, como el encierro, el miedo, la ansiedad, ha detonado un sinfín de malestares físicos pero también mentales, pues no se encuentra la salida ante un evento tan inesperado y desconocido como lo ha sido la llegada del virus a, literal, todo el mundo.
No podemos dejar pasar el siempre difícil tema de los suicidios, pues a la fecha suman 121 de estos desafortunados eventos, y sólo en el mes que corre se han registrado ya 13; nada menos ayer, un joven se quitó la vida y su mamá lo encontró ahorcado en el baño de la casa familiar, una tragedia por donde quiera que se le vea y que casi se repite día tras día en todos los sectores y estratos de la sociedad de Aguascalientes.
Súmele además de las enfermedades, los trastornos ocasionados por problemas económicos, situación sentimental, actividad laboral y familiar, pues de plano y aún teniendo los recursos, los especialistas de Agua Clara no se darían abasto, pero con tantas carencias no se tiene manera de ayudar al que lo necesita.
Y es literal, no tienen ni para papel de baño, no disponen de agua y la denuncia de muchos, entre ellos el personal médico, terapeutas y demás personal, es que trabajan “a la buena de Dios”, utilizando lo que hay a la mano, lo que obviamente no es mucho.
Pero Agua Clara sólo es una arista de un Sistema de Salud que está colapsado en Aguascalientes, pues por una desafortunada decisión tomada por la máxima autoridad, el Estado quedó excluido del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), el organismo que vino a sustituir al Seguro Popular, y los que la llevan, para variar, son los pacientes, y en sí todas las personas que viven una situación vulnerable de salud, y que ocurra esto en plena pandemia es inadmisible e insensible.
Regresando a Agua Clara, es una lástima que por politiquerías y grillas se haya casi desmantelado este proyecto que durante varios años fue referente nacional sobre las medidas implantadas para mejorar la salud mental de la población y que haya terminado casi en un elefante blanco, a pesar de la necesidad creciente de sus servicios.