Mucho se ha hablado en estos días de la violencia sin control en Estados Unidos, donde una nueva masacre escolar puso de luto a decenas de familias porque un muchacho decidió quitarle la vida a todo el que se atravesara en su camino, siendo las víctimas niños inocentes.
Por supuesto que una noticia como ésta descoloca a cualquiera, pues es increíble que a estas alturas en ese país tan poderoso no haya una legislación clara sobre el uso y tenencia de armamento y cualquier desadaptado tenga acceso a mortíferas armas y, lo que es peor, que las use contra la población civil.
Pero, soslayamos lo que tenemos en casa, pues aquí afortunadamente no se ha registrado, por ejemplo, una matanza escolar, pero poco a poco se mata a miles de mexicanos a lo largo y ancho del país y lamentablemente ya no nos sorprende.
Ejemplos muchos, todos los días, pues la masacre de Celaya, en la víspera del tiroteo de Texas costó la vida de 11 personas inocentes, o en Zacatecas, donde sicarios asesinaron a un niño de sólo 2 años que estaba adentro de una iglesia; o lo que ocurrió ayer también en nuestra vecina Entidad, donde ejecutaron a un policía y a su hijo menor de edad. Y como esos casos, miles de crímenes quedan en la impunidad.
La sociedad cada vez se muestra, si no indiferente, acostumbrada poco a poco a ser testigo de la violencia sin razón, y cómo no, si sólo en lo que va del año se han registrado miles de asesinatos, miles de desaparecidos, decenas de feminicidios, los homicidios de periodistas, en fin, un rosario interminable de crímenes contra la sociedad mexicana, con la diferencia de que estas noticias ya no causan asombro.
Se podrán escribir tratados interminables de causas y efectos de la violencia, pero todos sabemos que este problema inicia en casa, con el ejemplo, guste o no, cuando no se detecta que ese miembro de la familia, si es que la tiene, se sale del redil; no se ponen límites y mucho menos se imponen castigos. Ojo, no en todos los casos, pues son múltiples los motivos que llevan a hacer este tipo de actos que afectan a toda la sociedad.
Mucho tienen que ver las adicciones, el consumo de las drogas legales, que en un altísimo porcentaje son la puerta a probar otro tipo de sustancias ilegales, que obnubilan la razón, pues solamente así se podría entender, mas no justificar, los actos de barbarie que se cometen.
Teorías van y vienen, pero simplemente nadie tiene la verdad absoluta y menos la capacidad de detener la violencia, ya sea aquí, en Estados Unidos y realmente en cualquier lugar del mundo, por ejemplo Ucrania.
Pero los que tienen el poder, los que podrían detener este baño de sangre, siguen empecinados en enfrentar la violencia con “amor”. Así no se puede.