“El hombre que ha cometido un error y
no lo corrige comete otro error mayor.”
CONFUCIO
Dice el refrán que mal comienza la semana al que lo ahorcan en lunes; así inició la semana Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, quien se desempeñaba como titular en la Secretaría de la Función Pública. El despacho de López Obrador fue el escenario del frío y fulminante cese de la otrora zarina anticorrupción, fuera del Gabinete quedó por jugarle las contras en la selección del candidato a gobernador en Guerrero. Su lugar fue ocupado por Roberto Salcedo Aquino. La renuncia no tiene mayor trascendencia porque sólo sirvió de guillotina para la corrupción del pasado, no la del presente, pero envía un fuerte mensaje al interior del equipo, el despido de Irma Eréndira enmarcado con chapa de oro cuelga como trofeo en Palacio; ahí se interpreta lo que pasa a quien mide fuerza con el número uno.
Casi para cerrar la semana, el jueves para ser preciso, después de la reunión vespertina en Palacio sobre temas de salud, ‘presentó’ su ‘renuncia’ Gabriel García Hernández, quien fue coordinador general de Programas para el Desarrollo y coordinador de los ‘superdelegados’, llamado jefe de la Guardia Imperial, o autodenominados ‘servidores de la Nación’. Para entender la importancia de la ‘renuncia’ de Gabriel se debe atender a la pérdida en las elecciones en la Ciudad de México y Estado de México, así como en otros estados, como Aguascalientes. García Hernández era el responsable del manejo de los miles de millones de pesos que se aplican en los diferentes programas de asistencia con los que la Cuarta Transformación coqueteaba de cara a las elecciones a los 26.7 millones de beneficiarios. Tan sólo en los programas de pensión para adultos mayores, pensión para personas con discapacidad, programas para hijos de madres trabajadoras y Sembrando Vida cuentan con un presupuesto de 111,000 millones de pesos. Otro fondo presupuestal financia apoyos a programas como Producción del Bienestar; Tandas para el Bienestar; Vivienda Emergente; Comités Escolares; Apoyos Económicos a Personas con Oficios, que se vieron afectados por la crisis sanitaria y el cierre de actividades; programa de Apoyo a Pescadores; apoyos en Crédito a la Palabra y qué decir de Jóvenes Construyendo el Futuro, que cuenta con un fondo de 20,600 millones de pesos. En resumen, los 11 programas estrella de la 4T suman 303,982.9 millones de pesos, equivalente al presupuesto anual de 11 años del Gobierno del Estado de Aguascalientes, por eso el cese, por su incapacidad para incidir en el ánimo de los electores mediante los programas sociales en la tierra política del Peje, en el asiento fundacional del morenismo, la Ciudad de México y el Estado de México. Ahí la razón de la segunda baja de la semana en el Gabinete de AMLO.
Además de la Secretaría de la Función Pública, otras igual de importantes ya tuvieron descalabros, tal vez la más importante fue la renuncia de Carlos Urzúa Macías a la Secretaría de Hacienda, en sus publicaciones en un periódico apuntó como quiebre la obstinación de López Obrador a construir obras que no tienen soporte financiero, se refería a la refinería de Dos Bocas principalmente, su lugar lo ocupó Arturo Herrera, un hombre reconocido en su ámbito, pero dócil a los caprichos del inquilino sexenal.
Otra baja se dio en la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) con la renuncia de Josefa González Blanco, derivado de un incidente con una aerolínea a la que hizo esperar casi 40 minutos para viajar a Baja California. La vacante fue ocupada por Víctor Manuel Toledo Manzur, quien renunciaría luego de que se filtró un audio en donde se advierten fuertes críticas a la Cuarta Transformación. La tercera al bat en la Semarnat fue María Luisa Albores, quien era titular de la Secretaría del Bienestar, por lo que su lugar fue ocupado por el que se desempeñaba como subsecretario, Javier May Rodríguez.
Otra renuncia significativa, por la importancia de la institución, se dio en el IMSS, cuando Germán Martínez Cázares tiró el harpa señalando la imposición de la que fue objeto la dependencia, para que la Secretaría de Hacienda adquiriera los medicamentos. A Martínez Cázares el tiempo el dio la razón, un desastre se vive por el desabasto de medicamentos.
La Secretaría de Educación pasó de neblina a nublado, su titular, Esteban Moctezuma Barragán, hombre preparado y con capacidad, pero que se plegó a las instrucciones del jefe, al dar reversa a la Reforma Educativa, eliminando fundamentalmente la evaluación de los maestros. A Esteban le dieron salida en puente de plata al proponerlo como embajador de nuestro país en Estados Unidos de América, su silla fue ocupada por la gris maestra Delfina Gómez Álvarez, cuyo mérito fue jugársela como excandidata a gobernadora por Morena en el Estado de México.
Un enroque se dio en la Secretaría de Economía, Graciela Márquez dejó la titularidad porque el Presidente la propuso como integrante de la Junta de Gobierno del Inegi, una dependencia que le da dolores de cabeza y a la que ha fustigado por los datos duros que presenta en contra de su régimen. Como nueva responsable fue nombrada Tatiana Clouthier Carrillo, dos veces diputada por el PAN y a la postre hija de Manuel Clouthier, Maquío, candidato presidencial del Partido Acción Nacional en las elecciones de 1988.
Otro enroque se dio cuando Alfonso Durazo presentó su renuncia como cabeza de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana para contender como candidato de Morena al gobierno de Sonora, elección que ganó. Su vacante fue ocupada por Rosa Icela Rodríguez.
Sin pena ni gloria se fue el ingeniero Javier Jiménez Espriú de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, célebre porque se apuntó la frase “los aviones se repelen” cuando trató de justificar la posibilidad de un colapso de aeronaves por la cercanía de los aeropuertos de la Ciudad de México y el de Santa Lucía, del que trató de justificar su construcción. Su remplazo lo llenó el invisible Jorge Arganis Díaz Leal.
En resumen en dos años y medio de gobierno de la 4T han transitado 17 secretarios en ocho secretarías y casi 50 funcionarios entre subsecretarias, IMSS, y la Coordinación General de Programas, un gobierno sui generis si lo comparamos con los pasados, sobre todo con los de los decenios de los años cincuenta y sesenta, donde los que entraban cerraban el ciclo.
Hoy la terquedad de destruir lo construido y borrar el pasado han metido en conflicto a los funcionarios cuatroterianos.