La sequía que se vive en Aguascalientes y que tantas afectaciones ha traído al campo local, es un castigo divino por acabar con la naturaleza, sostuvo el Obispo de la Diócesis de Aguascalientes, Juan Espinoza Jiménez, quien dijo, si bien se han traído a la Entidad muchas empresas, cuestionó ¿a qué costo?, pues esto ha implicado el derribo de miles de árboles, el despilfarro del agua potable, la contaminación, entre otras.
En su homilía dominical, Monseñor indicó que hoy en día se padece de la falta de agua por no saber cuidar el vital líquido, pues ésta cada vez se extrae a mayor profundidad, todo ello por no cuidar la naturaleza y todas las cosas buenas que Dios nos ha dado.
Mencionó que “he escuchado cosas muy bonitas de Aguascalientes, que dicen: ‘ahí está el río San Pedro’, ‘ahí por la avenida Adolfo López Mateos había un río, un arroyo’, ‘en Ojocaliente eran las aguas, había árboles’, y hoy hay una devastación, hay muchas casas, muchos cotos cerrados, pero ¿a costo de qué”.
Si bien hoy “hay muchas empresas, pero ¿a costo de qué? Cuando hay ambición, cuando no hay una verdadera mirada de los ojos de Dios nos podemos desviar y creyendo que estamos haciendo las cosas bien, podemos hacer mucho daño, ya la naturaleza está reaccionando, nosotros hemos sido castigados por la sequía en este año”.
El Obispo dijo que “por Calvillito hacia Ojuelos se ven las tierras áridas, las plantitas no crecieron, todo lo que era de temporal se perdió. Aquí mismo en Aguascalientes el agua ya está muy profunda porque no hacemos conciencia que tenemos que cuidar esas cosas tan hermosas que Dios nos ha dado”.