A tres años de la espantosa tragedia en la que murieron cientos de mexicanos víctimas de un terrible terremoto, la justicia se hizo presente para un grupo de padres de familia.
El Colegio Enrique Rébsamen fue el rostro visible de la tragedia, pues ahí, en la mañana del 19 de septiembre de 2017, las paredes y techos colapsaron dejando atrás una estela de muerte y destrucción.
Ayer, a primeras horas de la tarde, se dio a conocer la sentencia que un juez del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México dictó a Mónica García Villegas, directora y dueña del Colegio Enrique Rébsamen, quien la condenó a 31 años de cárcel por los delitos de homicidio culposo y responsabilidad de obras, además de que la obliga a pagar 400 mil pesos por concepto de reparación del daño a las familias de cada uno de los fallecidos: 26 personas, entre ellas, 19 menores de edad.
Miss Moni, como es conocida, momentos antes de conocer su sentencia, en un acto de soberbia inaudita expresó a los atribulados familiares de las personas fallecidas en su escuela: “no tengo por qué pedirles perdón”, y los ánimos se caldearon.
La dueña del colegio, detenida el año pasado tras 19 meses de vivir a salto de mata, tendrá que responder porque sus acciones la hacen culpable de no ofrecer condiciones de seguridad para los niños y adultos que estaban a su cargo, pues mediante “mordidas” logró que su edificio, que ya había sido clausurado en 2014 debido a la construcción de un tercer y cuarto nivel sin los permisos necesarios, retomara las obras de construcción tras pagar una multa y el colegio abrió nuevamente sus puertas.
Y es culpable porque cometió una serie de anomalías, amparadas por la corrupción y negligencia, en las que las consecuencias fueron para los niños que estudiaban en su colegio, pues de ser un lugar en donde deberían aprender y crecer, pasó a ser su sepultura.
Tras conocer la sentencia, los padres de familia encontraron un poco de consuelo a sus exigencias de justicia y aunque el castigo a Miss Moni no les devolverá la vida a sus hijos, estarán un poco más tranquilos porque se hizo justicia en un país en donde todo pasa sin consecuencias.
Con la ejemplar sentencia a Miss Moni queda sembrado un precedente, porque casos como éste, hay muchos.