La crisis del sector automotriz, por mucho el motor de la economía local, viene de lejos, pues ya antes de la pandemia la fabricación, las ventas y el comercio internacional de vehículos de motor habían caído, de tal manera que el parón de la economía mundial no hizo sino profundizar las dificultades, lo que obliga a las grandes empresas a hacer los necesarios ajustes, como el de Renault que permanecerá en la órbita de Nissan, en alianza con Mitsubishi, para no desaparecer.
Nissan, una marca líder en el mercado mundial de automóviles, pese a ser de las más sólidas del mercado mundial también tiene dificultades, de tal manera que tras registrar su primer año de pérdidas en un año, anunció ayer mismo el cierre de sus plantas de Barcelona e Indonesia, un recorte global de sus gastos y la salida de algunos mercados, para ser una firma más compacta y más rentable.
Esta noticia causó nerviosismo, naturalmente, entre quienes aquí tienen que ver con las plantas locales, aunque al parecer y por ahora las operaciones en México no se verán afectadas, o no más que lo que ya lo fueron por la crisis derivada de la pandemia, e incluso desde Japón se habla de que, hechos los ajustes anunciados, el segundo semestre de este año pueden presentar resultados positivos, lo que por ahora es una señal de tranquilidad.