Los economistas locales, cuyo presidente da muestras de un conocimiento universal que excede en mucho el campo de su formación, dice que es imposible una segunda orden de confinamiento, pues amén de que la gente en general está más preocupada por los asuntos del bolsillo que de no morirse, el quebranto económico que ya es profundo se haría imposible de remontar, en lo que lleva razón en parte, aunque para tenerla por completo necesitaría tener certezas sobre el futuro que él, ni ninguno en el mundo, tiene en su posesión.
De hecho llevamos un par de días con los mercados internacionales agitados y nerviosos, justo porque la decisión de países seriamente afectados por la pandemia, por ejemplo Estados Unidos, Brasil, que ya tiene la segunda plaza mundial respecto a infectados y muertos, y México, hace pensar en una segunda oleada de infecciones, amén de que en China se prendieron las alarmas y, esto hay que anotarlo, se ordenaron nuevos confinamientos allí donde se detectaron nuevos brotes de la infección.
Tal vez el mensaje del dirigente de los economistas locales que, insistimos, lleva razón de que el impacto económico sería todavía más brutal que el que ya enfrentamos, vaya en tono de ironía, pues hablar de la imposibilidad de que aquí se ordene una nueva cuarentena, es como admitir que hubo una primera, lo que en sentido estricto nunca pasó.