La plata, el segundo lugar o el subcampeón, suele ser un puesto o premio ingrato porque se estuvo cerca del oro, de ser el primero o del campeonato. En ocasiones se le da mayor peso a lo que se perdió que a lo que se ganó.
Con el paso de los años aprendemos que lo importante no siempre es ganar, sino dar lo mejor de nosotros, esforzarnos, entregarnos, ser humildes en el triunfo y dignos en la derrota.
Saber ceder el paso, y en ocasiones hasta el triunfo, para alguien que necesita reforzar su autoestima, para que brille o gane, es un gesto que cada vez es más visto en escenarios deportivos, culturales y artísticos.
¿Han visto el video de un niño corriendo con el balón en sus manos esquivando a contrarios para lograr la anotación para el equipo de Nebraska? A eso me refiero.
No todo es competencia, hay actividades de convivencia y vivencia. Es bonito ganar, pero las derrotas o fallas son las que nos llenan de experiencia y sapiencia. No siempre son carreras de velocidad, a veces son de aguante y con obstáculos.
Me agrada ver cuando las personas triunfan. Suelen ser inspiración. La mayoría de ellos, para llegar al triunfo, sufrieron varias derrotas, las cuales colocaron en el renglón de la experiencia.
Comparto una serie de segundos lugares.
El muñeco Buzz Lightyear (Toy Story) está inspirado en el cosmonauta Buzz Aldrin, el segundo hombre en pisar la luna. Fue Neil Armstrong el primer humano en tocar suelo selenita con su bota.
El capitán Robert Falcón Scott, segundo hombre en llegar al Polo Sur, es más famoso y recordado que el noruego Roald Amundsen, quien llegó primero que él. Al final ambos fallecieron haciendo lo que amaban.
Setenta años después de esa tragedia, el grupo de pop español Mecano presentó “Héroes de la Antártida”, recordando a los fallecidos Evans, Bowers, Oates, Wilson y Scott.
Scott y sus acompañantes murieron en la Antártida de hambre y frío, esperando la ayuda que nunca llegó.
Amundsen murió tratando de rescatar a su amigo Nobile que estaba atrapado en el Polo Norte.
El avión de Amundsen cayó al mar y su cuerpo nunca fue localizado. Días después Nobile fue encontrado sano y salvo.
En la memoria del Mundial de Futbol Alemania 2006, se recuerda más la expulsión de Zinedine Zidane que el triunfo de Italia ante Francia. Los italianos se coronaron campeones, pero la imagen del francés dando un cabezazo en el pecho a un defensa quedó para la posteridad.
Algo similar pasó en la Final del Mundial de Futbol Estados Unidos 1994, donde el penal fallado por Roberto Baggio dio el triunfo a Brasil sobre Italia en la tanda de penales.
Hay varias notas, reportajes y documentales en torno a la vida del futbolista después de esa terrible falla que le costó una Copa del Mundo. El más reciente y de fácil acceso está en Netflix: “Roberto Baggio: El Divino”.
¿Se imaginan a Michael Jordan sin Scottie Pippen a su lado en los Toros de Chicago ganando seis campeonatos en ocho años?
La cantante Yuridia, originaria de Sonora, logró el segundo lugar de La Academia en 2005. A partir de ese concurso, la joven comenzó su carrera como solista y actualmente goza de un público fiel y giras internacionales.
La escocesa Susan Boyle se quedó a un paso de ganar el concurso de Britain’s Got Talent en Inglaterra en 2009. Su primera producción discográfica vendió casi 10 millones de copias siendo el disco más vendido en 2009 y uno de los con mayores ventas en 2010.
El Festival de la Canción Latina (OTI) de 1970, nos regaló una estampa que ha quedado para la historia. José José, quien después sería llamado “El Príncipe de la Canción”, interpretó “El Triste” y quedó en tercer lugar.
El primer lugar fue para Cláudya, una cantante brasileña. El segundo puesto fue para la venezolana Mirla Castellanos. En ese concurso, José José se ganó al pueblo de México.
Una de las platas olímpicas más festejadas en México fue la de Ana Gabriela Guevara en Atenas 2004. La corredora ganó el segundo lugar en la disciplina de los 400 metros planos. Durante el 2003, el fenómeno Ana Gabriela Guevara era de tal magnitud que, cuando ella participaba en justas internacionales, la mayoría de los canales de televisión se sincronizaban y transmitían sus competencias.
Recuerdo la Selección Mexicana de la Copa América de 1993 en Ecuador, aquella que perdió la Final ante Argentina. A pesar que no se obtuvo el campeonato, marcó a una generación que no había visto competir a un seleccionado nacional desde el Mundial México 1986.
Se aprende más de las derrotas que de los triunfos.