Otra vez suenan las alarmas y las señales saltan a la vista, pero ni el Gobierno ni la sociedad quieren ver ni oír: en los últimos días se han cancelado miles de vuelos para tratar de evitar la propagación de Ómicron, la nueva variante del Covid-19.
Sólo ayer el Gobierno de Estados Unidos reportó que por seguridad se cancelaron mil vuelos, y en días de temporada alta, como la navideña, ya se imaginará el caos que se vive en los aeropuertos de la vecina nación, pero todo sea en aras de preservar la salud.
Cierto, en los últimos días el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México también tuvo una frenética y caótica jornada, pero no por la cancelación de vuelos, sino por la normal desorganización de las aerolíneas que no se dan abasto ante la impresionante demanda para vuelos al interior y al extranjero.
Y, pues, en México no pasa nada o de plano las autoridades de salud tienen otros datos, o siguen sin darle la debida importancia a la pandemia porque todas las terminales aéreas tienen abiertas sus puertas de par en par para el que quiera entrar y salir, y aunque algunos países piden ciertos requisitos como el pasaporte Covid o el certificado de vacunación, la nueva variante sigue expandiéndose a lo largo y ancho del país.
Incluso ayer Paraguay reportó que sus tres primeros casos de Ómicron corresponden a tres jóvenes que pasaron sus vacaciones en Cancún, lo que debería prender las alarmas para los responsables de gestionar la pandemia, aunque parece que no se han dado cuenta de la gravedad de la situación.
Otra señal de alarma se vive en China, sí, donde todo comenzó y donde se supone que surgió el primer caso de Covid hace ya casi 2 años, pues varias ciudades volvieron al confinamiento estricto y la gente sólo sale para compras esenciales, es decir, comida y medicamentos.
En nuestro país también hemos visto escenas que enchinan la piel, pero porque la gente ya le perdió el miedo a la pandemia, un ejemplo: en la Ciudad de México, en la Alameda Central y en Tepito, fueron miles las personas que salieron a pasear o a buscar el detallito navideño.
Ah, pero Aguascalientes por supuesto que no es la excepción: da escalofríos pasar por el Centro de la ciudad o los tianguis o centros comerciales, pues no se puede dar ni un paso por la fenomenal cantidad de gente que acude para hacer las compras de la temporada, y ¿sabe qué es lo peor?, que ni cubrebocas usa… eso es jugar a la ruleta rusa.
¿Más señales de alarma? Nuestro Estado da evidentes signos de un nuevo colapso en los nosocomios, pues sólo en el Hospital General de Zona número 1 del IMSS su ocupación de camas con respirador está al 100 por ciento, y para allá va el Hospital Hidalgo.
Y ni así queremos ver las señales.