El taxista que asesinó y descuartizó a su pareja sentimental solamente porque un hombre le dio “me gusta” a una fotografía que ella publicó en redes sociales, fue sentenciado a 26 años de prisión tras ser encontrado culpable por el delito de feminicidio.
Gustavo Adolfo Martínez Rincón, de 63 años, jubilado del INEGI y chofer de taxi, con domicilio en el fraccionamiento Morelos I, recibió esa condena debido a que se sometió a un procedimiento abreviado, en el que aceptó haber asesinado a su pareja y por lo cual la sentencia se le redujo bastante.
A quien asesinó fue a la empleada doméstica Sandra Alejandra Guerrero Oropeza, que contaba con 29 años de edad, era madre de dos niñas y vivió en el fraccionamiento Villas de Nuestra Señora de la Asunción Sector Guadalupe con su amiga Brenda Carolina Pérez Pérez, de 25 años.
El sexagenario y la joven llevaban 4 años de relación, que se volvió tóxica ya que él era muy agresivo y posesivo, por lo que ella trató de dejarlo en varias ocasiones, pero él no se lo permitía.
El viernes 28 de octubre del 2022, por la mañana, Gustavo Adolfo pasó por ella a su domicilio en su auto Nissan Platina y alrededor de las 09:40 horas la llevó a una casa en el fraccionamiento Mirador de las Culturas II, propiedad de su sobrino Benjamín Martínez Correa, que no se encontraba en la vivienda.
Fue en ese lugar donde el adulto mayor se enfureció al recordar que un hombre le había dado “me gusta” a una fotografía que su pareja subió a las redes sociales y por lo cual comenzó a agredirla brutalmente.
El sexagenario tomó un objeto para asfixiarla y además le colocó una bolsa de plástico transparente en la boca, obstruyéndole por completo la respiración, hasta que la mató.
Enseguida, decidió deshacerse del cuerpo, cortándole los brazos y las piernas a la joven con un machete y una segueta.
Los restos los depositó en cuatro bolsas de plástico en color negro que amarró con cuerdas en colores amarillo y azul.
Por la noche guardó las bolsas en su carro y se dirigió a la carretera federal 45 Norte, donde a lo largo de la cinta asfáltica las tiró y regresó a su casa como si nada.
Al día siguiente, sábado 29, por la mañana fue encontrada una de las bolsas en territorio de Pabellón de Arteaga, la cual contenía el torso y la cabeza de la joven, y posteriormente se hallaron las otras bolsas que contenían sus brazos y piernas en territorio de San Francisco de los Romo.
El mismo sábado por la tarde familiares de Sandra Alejandra la identificaron plenamente y señalaron a su pareja Gustavo Adolfo como el principal sospechoso de su muerte.
Los agentes ministeriales lo localizaron y detuvieron ese mismo sábado y aunque en un principio reconoció que estuvo con la joven y argumentó que la dejó afuera de una farmacia de similares, finalmente terminó por confesar cómo la asesinó y descuartizó porque un hombre le dio “me gusta” a una fotografía de ella en redes sociales.
El agente del Ministerio Público solicitó dos órdenes de cateo para registrar los domicilios en los fraccionamientos Morelos I y Mirador de las Culturas II, mismas que le concedió un juez penal.
Durante las diligencias, en la casa de Gustavo Adolfo las autoridades ministeriales aseguraron un machete con mango en color naranja y una segueta metálica en color plateado, herramientas que al parecer fueron las que utilizó para descuartizar el cuerpo de Sandra Alejandra.
Mientras tanto, en el inmueble de Mirador de las Culturas II, donde ocurrió el feminicidio, localizaron manchas de sangre y varios objetos que pudieron haberse utilizado al momento de los hechos.
Con todas estas evidencias, el sexagenario fue presentado a la audiencia inicial ante el juez de Control y Juicio Oral Penal, que valoró las pruebas y determinó que efectivamente incurrió en el delito de feminicidio, por el que le decretó el auto de vinculación a proceso y la prisión preventiva por cuatro meses, tiempo fijado para el cierre de la investigación complementaria.
Finalmente, Gustavo Adolfo se declaró culpable del feminicidio y por lo cual solamente fue sentenciado a 26 años de cárcel.