Aguascalientes.- Diciembre es la época del año cuando se registran los más altos niveles de frustración y soledad. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Satisfacción Subjetiva con la Vida y la Sociedad, las relaciones familiares ocupan el promedio más alto de satisfacción, pero si una persona se aísla puede presentar emociones negativas y en casos extremos llegar al suicidio.
Con los festejos de Navidad y Año Nuevo inicia una época altamente estresante; en Año Nuevo, por ejemplo, cuando se hace un recuento de los logros, la gente se da cuenta de que no cumplió ciertos propósitos y entonces llega la frustración.
Por lo tanto, en un día que debería ser de los más felices, hay una ruptura emocional, y esta discrepancia entre la alta expectativa que se tenía del evento y la situación real, puede llevar a un episodio de depresión.
La temporada está llena de comida que no se consume todos los días, lo que genera expectativa, sensaciones placenteras y una liberación hormonal que provoca la sensación de bienestar.
Por su parte, la publicidad y la sociedad misma fomentan altas expectativas, entonces la gente se predispone y presiona para conseguir ciertas condiciones que, piensa, materializarán su felicidad, pero no siempre se consiguen.
Según informes de la Facultad de Psicología de la UNAM, las falsas expectativas conducen a conflictos emocionales que pueden derivar en un estado de depresión y, en casos extremos, el suicidio.
Ir en busca de la felicidad lleva a la frustración, porque no es la única emoción existente, y el problema aparece cuando se cree que ésta debe permear toda la existencia, pues se debe transitar por cada emoción, positiva y negativa: tristeza, ira, ansiedad o miedo, lo cual es parte de los mecanismos adaptativos para sobrevivir.
Por lo tanto, de acuerdo con la Sociedad Iberoamericana de Neurociencia Aplicada es patológico mantenerse con miedo o ansiedad todo el tiempo, pero también lo es pretender ser felices siempre.