CIUDAD DE MÉXICO, junio 16 (EL UNIVERSAL).- Imagen desencajada es la que proyecta Diego Cocca, un hombre que hace cuatro meses llegaba radiante de felicidad y postura a la dirección técnica de la Selección Mexicana.
Cuatro meses después está desencajado, avejentado. En 90 minutos se le vino en mundo encima al argentino.
Sale una hora después de terminado el juego. No renuncia. No se hace a un lado. Se dice firme, aunque no lo parezca. Se dice fuerte, aunque no lo muestre.
No se va del puesto de seleccionador nacional… Quizá eso ya no dependa de él y deja una frase en el aire. «Si los directivos no están convencidos… No tengo problema».
Cocca da la conferencia de prensa más agrias de su carrera y no dura cuatro preguntas como estaba acostumbrado a hacer.
«Estamos dolidos con la derrota, con la forma, nosotros hicimos un planteamiento en el que quisimos dominar la pelota, controlar. Se estaba haciendo un partido largo, parejo, cometimos otro error, como hablamos, los errores se pagan caros y nos hicieron un gol» explica de inicio.
Ve a su interlocutor directamente, trata de seguir con su narración: «En el segundo tiempo seguimos, diciendo que no pasaba nada con un gol. Al minuto, no sé, a los segundos, nos hacen el 2-0, nos condiciona, tienen jugadores con velocidades, nos superaron, tenemos que corregir. Los errores no se corrigen mostrando, hay que entender, superar esto».
Lo deportivo pasa a un lado, lo político cobra protagonismo. ¿Se siente apoyado? ¿Lo van a despedir?
Diego Cocca no quiere salirse de un discurso conciliador, pero no puede, y no debe. La palabra renuncia es dicha por la prensa, no por él: «Vuelvo a repetir, sueño con un proceso de tres años y medio. Me parece perfecto que la gente de la FMF venga, se ocupe, y se ponga a trabajar juntos, por el bien de la selección. Tenemos mucho que trabajar, mentalidades, actitudes. Si vamos a creer que lo vamos a mejorar en cuatro meses, estamos equivocados. Más que nunca de puertas para adentro hay solucionar lo que se tenga que solucionar».
Las justificaciones entran en escena: «Falta mucho para que estemos al máximo nivel. La selección (de Estados Unidos) tiene a todos sus jugadores en Europa y nosotros no; Chucky (Hirving Lozano) está lesionado, Raúl (Jiménez) no está, ‘Tecatito’ (Jesús Manuel Corona) no está. Son otras velocidades. Hay que entender en dónde estamos, estos partidos nos ayudan mucho».
Acepta la derrota, no puede hacerse a otro lado: «No me gusta perder, y hay maneras de perder, pero realmente nos han superado, hay que aceptarlo y entenderlo».
Busca apoyo, de dónde agarrarse: «Mi trabajo no es sólo convencer a los jugadores, sino a los directivos de que estamos generando cosas de que nos harán bien».
Y hace un amague, como que quiere decir: «doy un paso al costado», pero echa reversa: «Si los directivos no están convencidos… no tengo problema, ellos dicen que tengo total apoyo y el total apoyo se ve en los tiempos difíciles, se ven los hombres, los líderes, tenemos una Copa Oro para competir».
Y manda un mensaje directo a los jugadores a todos los que jugaron en el partido contra Estados Unidos: «Hay que cambiar la mentalidad para ganar, eso es jugar sobre el extremo, sobre los límites, no ser valientes e ir a pegarle una piña o trompada al rival, no se justifica, no hay necesidad. Competir es ganar la pelota, sostener la idea de juego, si te hacen un gol confíes en el sistema de juego. Entender que somos un equipo, que cada uno es importante, que somos un equipo, que se salva uno y los demás no. Cuando las cosas funcionan bien se pierden».
Espera apoyo… «Justamente, en los momentos malos se ve la gente, los hombres, estoy convencido de estos jugadores, lo que necesitan o necesitamos esto, es tener contención, dejar las reglas claras, cuando lo entendamos, haremos todo juntos».