Aguascalientes.- El crecimiento galopante de los contagios y muertes por el coronavirus no frena el aumento en la movilidad en Aguascalientes, al grado que mientras las unidades médicas presentan poca afluencia de personas que acuden a los servicios de Salud (40% de lo normal), las calles, centros comerciales y otros sitios públicos registran un ir y venir nutrido y constante de gente.
Este problema se agudiza o se torna más peligroso debido a que al menos la mitad de las personas que transitan en la vía pública, sea a pie o en los vehículos particulares, lo hacen sin portar el cubrebocas e incluso sin guardar la sana distancia recomendada para evitar los contactos y la transmisión de la enfermedad contagiosa.
En las Unidades de Medicina Familiar del IMSS e ISSSTE, así como en los Centros de Salud urbanos que opera el ISSEA en diferentes puntos de la ciudad, la demanda de servicio es poca y por consiguiente la actividad se encuentra en un nivel que no llega ni al 40% de lo que se trabaja en temporada normal, pues por diversos motivos la gente ha dejado de acudir a la consulta y a los servicios médicos del primer nivel.
“La gente no acude a la consulta porque cree que puede ser contagiada en la clínica, cuando el riesgo que eso suceda resulta ser mucho mayor si sale a la calle sin seguir las medidas preventas, como desgraciadamente se está observando”, mencionó el médico de una de las clínicas del IMSS.
Los doctores sostienen que el problema no es que la gente salga de sus casas y que ande en la calle, sino que lo haga sin ningún tipo de protección y pasando por alto el hecho de que se está en una de las etapas de la epidemia de mayor riesgo, por la facilidad con la que se están transmitiendo los contagios, tal y como se comprueba en los reportes diarios que se presentan sobre la pandemia.
La saturación que se veía antes de la contingencia en la mayoría de las clínicas parece ser cosa del pasado, ya que ahora incluso muchos de los consultorios permanecen cerrados la mayor parte de la jornada debido a que no se demanda el servicio, ocurriendo lo mismo en las farmacias, donde desaparecieron las filas kilométricas de las personas que esperaban su turno para que les surtieran las recetas.
En cambio, en las principales calles y pasajes del Centro Histórico, en los centros comerciales y no se diga en las paradas del transporte urbano, la afluencia de personas es nutrida y en no pocos casos exagerada, con la agravante adicional de que no se respeta ni la sana distancia y menos la disposición que obliga al uso del cubrebocas.