Tal vez las únicas sorpresas destacables del mensaje que AMLO ofreció ayer en Palacio Nacional, en ocasión de la entrega de su segundo informe de Gobierno, fueron las notorias ausencias del magistrado presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar y del fiscal federal, Alejandro Gertz Manero y la manera en que el mandatario les afeó su inasistencia, pues el resto de su mensaje fue la reiteración de lo que viene diciendo desde que resultó electo y la reafirmación de sus extraños conceptos respecto a la realidad que atraviesa nuestro país y las acciones que él asegura que se están tomando.
A estas alturas del mandato de AMLO nadie en su sano juicio podría esperar siquiera media línea de autocrítica y se cumplió el guión: vamos bien, la crisis es pasajera y se está superando, la gestión de los problemas por parte de su Administración es poco menos que perfecta y, en general y a su entender, las crisis sanitaria y económica son pasajeras, el país es más seguro, su entrega de recursos a destajo es efectiva y en el horizonte tenemos algo muy parecido al paraíso en la tierra.
Fue un mensaje breve, pues hasta repetir lugares comunes debe ser cansado, y en pocas líneas despachó a su favor asuntos que parecen más complejos, aunque en su convicción de que esto de gobernar no tiene mucha ciencia, con dos frases por asunto liquidó los muchos problemas que padecemos.
Más que un análisis de fondo del mensaje presidencial, llano y simple, dirigido a los suyos y no a los que gustan entender sus peculiaridades, basta hacer un repaso de las muy pocas ideas expuestas, que de cualquier manera él mismo sintetizó en la aseveración de que de los 100 compromisos de campaña ha cumplido 95 y quedan 5 por cumplir, aunque no se precisó cuáles eran los compromisos solventados y cuales los pendientes.
Sobre seguridad dijo que, salvo los asesinatos y las extorsiones, poca cosa, los delitos en general han disminuido en el país, y poca cosa más.
Sobre el cierre parcial y la liquidación en marcha de la estructura del Gobierno Federal habló de ahorros formidables, con la perla de asegurar que, tras eliminar la Subsecretaría de Protección del Medio Ambiente, su compromiso con el hábitat estaba vigente, una vez que su Administración apuesta a la generación de energía quemando carbón fósil y sataniza la generación de energías limpias.
Respecto a la crisis económica, que él ve al menos en vías de superación, dijo que la IP había cumplido al no despedir empleados, con la salvedad, claro, de ese millón y medio de personas que se quedaron sin trabajo en el sector formal y el estimado de que más o menos el mismo número de trabajadores se quedaron sin fuentes de ingresos en el informal.
No podemos afirmarlo, pero el informe pareció generar poco interés, los unos porque ya están ahítos de la misma cantaleta de hace dos años y los demás, al parecer la mayoría, porque dan por sentado de que el mandatario es una fuente de certezas incuestionables, aunque algunos más escucharon parte o el mensaje íntegro para comprobar de que nada espectacular iba a salir del mandatario ayer, que no hablaría de los videos de su hermano o de otros asuntos que identifican a miembros de su círculo cercano con actos de presunta corrupción.
Lo que quedó comprobado, como ya lo habían adelantado los analistas, es que ni en salud, ni en economía, ni en seguridad, ni en nada más se presentaría nada parecido a un plan, pues parece que la apuesta es a que la sociedad y los mercados se regulen por mecanismos automáticos de autogestión, justo como lo sugiere Milton Friedman, por cierto uno de los padres del odiado neoliberalismo.