La pandemia de Covid-19 impidió por segundo año consecutivo la organización del tradicional Desfile del Día del Trabajo, pero no evitó que saliera a flote el malestar de los dirigentes sindicales y de las centrales obreras por el desdén con que las autoridades laborales y del Gobierno tratan a la representación de los trabajadores.
Secretarios generales y sindicalistas que tomaron la decisión de retirarse de Palacio de Gobierno antes de que iniciara la “ceremonia oficial” organizada por las autoridades estatales, denunciaron que no sólo fueron convocados de último momento, sino que “hubo una total desorganización, porque para empezar estando en el lugar se nos dijo que no acudiría el titular del Ejecutivo y que no habría voz más que para algunos dirigentes cercanos a las autoridades, porque no querían reproches de nada”.
“Quedó más que claro que para las autoridades ni los trabajadores ni las organizaciones sindicales representamos nada, tanto que nos ha costado nuestra lucha como para que nos ninguneen, que es lo que ha sucedido por parte de las autoridades de Gobierno”, mencionaron secretarios generales que se retiraron molestos de la sede del evento que tuvo lugar ayer por la mañana en el segundo patio de la finca oficial.
Señalaron que “quitando al SNTE, las demás organizaciones sindicales que se quedaron al evento son oficialistas, como el Sutema y otras que carecen de representatividad por su entreguismo, por lo que representantes de varios sindicatos y de todas las centrales obreras decidieron no quedarse y por eso es que se vio muy desangelada la ceremonia”.
Se aseguró que en esta ocasión no fueron convocados y por consiguiente no acudieron los dirigentes de organizaciones importantes como la Confederación de Trabajadores de México, la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos, la Confederación Regional Obrero Mexicana, las federaciones como la FSTSE y la FEDESSP, la Unión Nacional de Trabajadores, el Congreso del Trabajo, los sindicatos de trabajadores del IMSS, ferrocarrileros de la República Mexicana, telefonistas, petroleros y de la industria automotriz, entre muchos otros, bajo el argumento de que la pandemia no recomendaba que hubiera mucha gente en la ceremonia.
Pero, explicaron los dirigentes sindicales inconformes, el problema no es que se haya o no invitado a la ceremonia oficial protocolaria, “que sirvió sólo para la foto”, sino que prevalece un desprecio casi total de las autoridades del Gobierno hacia las organizaciones sindicales, tan es así que prevalece la política de “oídos sordos y de puertas cerradas” a las demandas de las organizaciones sindicales.