«México es un estado fascista atenuado por la corrupción».
Luis Buñuel, Mi último suspiro.
Según el escrito que presuntamente Emilio Lozoya entregó al Gobierno mexicano antes de su extradición, el ex-director de Pemex habría recibido instrucciones de Luis Videgaray, entonces secretario de hacienda, para dar 52 millones 380 mil pesos a legisladores del PAN para aprobar la reforma energética. De ese monto, Videgaray habría pedido que 6.8 millones de pesos se pusieran en las manos de Ricardo Anaya, presidente de la Cámara de Diputados.
No sé si la información es cierta, Anaya la ha calificado de «absolutamente falsa». Pero si lo es, ¡qué desperdicio de recursos!
Anaya ha sido siempre un liberal y ha apostado a la apertura de los mercados y las libertades individuales. No había que convencerlo de los méritos de una reforma liberal. El 15 de diciembre de 2013 declaró que la reforma energética «puede ser considerada como la más valiosa en términos de fomento productivo y económico, pues abre las puertas a la inversión productiva que permitirá la generación de miles de empleos». Darle dinero para votar conforme a sus convicciones era, me parece, un gasto innecesario.
Si a alguien había que sobornar era a los legisladores del PRI, muchos de los cuales aceptaron la reforma a regañadientes, o a los del PRD y Movimiento Ciudadano, los cuales votaron en contra. A los panistas, en cambio, no había que sobornarlos para obtener su voto.
Lozoya llegó a México en la madrugada del 17 de julio, pero hasta el momento no ha sido presentado ante un juez. La Fiscalía General de la República afirma que un agente del ministerio público «de inmediato le leyó sus derechos» (no dice en dónde) y le informó de las acusaciones en su contra, pero no hay indicios de que haya estado en un reclusorio. Fue trasladado a un hospital privado y ahí permanece, bajo custodia de la FGR, sin haber presentado, hasta donde sabemos, una declaración formal ante el MP.
A pesar de eso, varios altos personajes del régimen sí han tenido acceso a algunas declaraciones. «Ahora que Lozoya está dando a conocer que hubo estos sobornos y que se puso dinero para aprobar la reforma energética y se repartió dinero a legisladores de partidos, sería muy importante conocer cuánto y a quiénes», dijo el presidente López Obrador. El senador Ricardo Monreal afirmó que «Emilio Lozoya es un testigo colaborador». El problema es que ni un senador ni el mismo Presidente deben tener acceso a declaraciones o procesos de una averiguación previa.
La información más detallada sobre lo «declarado» por Lozoya es la que cita Reforma de un documento aparentemente preparado por él, en el cual afirma que Odebrecht pagó 4 millones de dólares a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto y 6 millones ya en el Gobierno peñista para obtener contratos. Parte de este dinero, dice el escrito, se usó para sobornar a legisladores.
A Lozoya se le han presentado acusaciones tanto por los presuntos sobornos de Odebrecht como por la compra irregular de Agro Nitrogenados por Pemex, denunciada por la Auditoría Superior de la Federación. La acusación de la ASF está documentada de manera detallada. La de Odebrecht ha dependido hasta ahora de las afirmaciones de los ejecutivos de la firma, pero el rastro de las transferencias puede confirmarla.
En el caso de los sobornos a legisladores habrá que ver qué pruebas hay además de las afirmaciones de Lozoya. Parece paradójico, sin embargo, que Peña Nieto haya gastado millones de pesos para sobornar a quienes por convicción ya respaldaban la reforma energética.
GRACIAS CUBANOS
El canciller Marcelo Ebrard agradeció el 25 de julio «el invaluable apoyo de médicos y enfermeras cubanos que vinieron a salvar vidas en nuestro país». Muchos profesionales de la salud en México, sin embargo, cuestionaron el trabajo de estas brigadas cubanas.