Seis de cada 10 personas mayores de 20 años de edad son obesas, sin embargo, el grupo con mayor nivel de obesidad es el de los adultos entre 30 y 59 años, con una mayor proporción en mujeres que en hombres: 46 y 35 por ciento, respectivamente, según datos de la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut).
El problema no sólo está presente en los adultos, de acuerdo a informes de la Unicef uno de cada 20 niños menores de cinco años y uno de cada tres entre los seis y 19 años padecen sobrepeso u obesidad, cifras que colocan a México en los primeros lugares en obesidad a nivel mundial.
De acuerdo al Estudio Diagnóstico del Derecho a la Alimentación Nutritiva y de Calidad 2018, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre los mexicanos predomina el consumo de los alimentos con baja o nula calidad nutricional, como los cereales y bebidas azucaradas, botanas dulces y saladas, así como comida rápida, pues todas poseen un alto contenido de grasa, sal y azúcar.
La enfermedad se desarrolla porque una persona come más de lo que gasta en energía; sin embargo, la calidad es lo más importante, ya que los alimentos ingeridos presentan alta densidad energética y no proporcionan los nutrientes necesarios, refieren especialistas de la UNAM.
Los productos más consumidos tanto por adultos como por niños son las bebidas endulzadas, así como las botanas, dulces y postres; los que menos ingieren son verduras, frutas y huevo, una de las proteínas más accesibles.
Durante el seminario “La calidad de la alimentación en México: Su relación con la obesidad”, se destacó que existe relación entre los micronutrientes y ese padecimiento, toda vez que la falta de vitaminas A, D, B, así como de minerales como el zinc, hierro y calcio incrementan el tejido adiposo y la actividad inflamatoria.
Sin embargo, no todo se debe a los malos hábitos de los mexicanos, porque la calidad de la alimentación puede depender del acceso y disponibilidad que posee la persona para contar con productos ricos en nutrimentos.
Uno de los regímenes por los que se puede optar porque cumple las recomendaciones de la OMS y cuenta con la relación cantidad/calidad, es la dieta de la milpa, un modelo de alimentación de origen mesoamericano que se basa en “la combinación de una leguminosa y un cereal, por ejemplo frijoles y tortilla; al juntarlos se garantiza el aporte de una proteína de alto valor biológico«, sugirieron los especialistas.
Por su parte, el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria recomienda aumentar la disponibilidad, accesibilidad y consumo de agua potable, así como disminuir el consumo de grasas, azúcares y sodio, y optar por frutas, verduras, leguminosas, cereales de granos enteros y fibras en la dieta que sí representen un aporte nutritivo.