Como ya se está haciendo una tradición, en Aguascalientes se llevó a cabo ayer la marcha para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y afortunadamente se cumplió el objetivo: hacerse presentes por aquellas que por distintas razones no pudieron hacerlo.
Muchas mujeres, casi diez mil, tomaron las principales calles de la ciudad para hacerse visibles, para solidarizarse con su género, para pedir que termine la violencia en contra de ellas.
Se esperaba una mayor participación, pero muchas mujeres decidieron no unirse por temor, pensando que pudiera ocurrir algo como lo del año pasado, pero fue una agradable sorpresa ver cómo las féminas juntas son invencibles, pues no necesitaron gritos ni sombrerazos para levantar la voz.
Niñas, adolescentes, jóvenes, madres de familia y hasta abuelas se dieron cita para cumplir un compromiso de sororidad, pues hay muchísimos pendientes en torno a los derechos de las mujeres, pero con la unión se hace la fuerza, y en este mundo globalizado demuestran que ellas todo lo pueden, aunque a veces no las dejen.
En esta ocasión las mujeres hidrocálidas conmemoraron este día a la sombra de los feminicidios que han ocurrido en la Entidad, varios de ellos han sucedido en las últimas semanas y todos a cual de salvajes y, lo peor, las víctimas perdieron la vida en manos de quienes las ‘amaban’.
Qué bueno que haya estas oportunidades para alzar la voz, gritar y manifestarse por aquellas que ya no pueden hacerlo. Y afortunadamente lo visto aquí sucedió a lo largo y ancho del país, pues ellas salieron a la calle a exigir sus derechos, no a regatearlos, y las mismas escenas se vivieron en todo el mundo, pues si algo distingue a las mujeres es la unión.
Caso opuesto sucedió en la capital del país, donde la violencia prevaleció una vez más y no fueron pocas las participantes que terminaron lesionadas.
Correcto o incorrecto, la mayoría no ve con buenos ojos los actos de barbarie porque en un momento puede salirse de control, como lo ocurrido el fin de semana en el Estadio La Corregidora, donde la violencia pudo más que la razón, y es tiempo que no sabemos el saldo, pues aunque los aficionados presentes en el juego reportaron muertos desde el primer momento, las autoridades tienen otros datos.
En la Ciudad de México otra vez la sangre llegó al río, aunque aparentemente no había víctimas que lamentar, pero sí destrozos y pintas, pero lo que también da escalofríos es ver esas mantas con los nombres de las que ya no regresarán, o las que nadie sabe dónde están porque se las tragó la tierra, si lo vemos desde esta perspectiva cualquier acto vandálico se entiende, mas no se justifica, porque la violencia nunca es el camino.
Definitivamente fue un Día Internacional de la Mujer para no olvidar por la participación de ellas en estas marchas que son su manera de hacerse visibles, y vaya que lo lograron, porque cuando le pones rostro y nombre a las que ya no están, toda perspectiva cambia.