El suicidio ha escalado a tal magnitud que está convertido en un problema calamitoso en Aguascalientes, pues de 50 muertes de este tipo que se registraron en el año 2010, la cifra se disparó a 186 en el 2020, es decir, más de 300% en la última década, y en lo que va de este año suman 114 y el pronóstico no es nada halagüeño porque está por delante el periodo más crítico para la incidencia de este tipo de muertes; del año 2010 a la fecha se registraron casi 1,500 suicidios en el Estado.
Luego que en el año 2018 descendió la incidencia de suicidios al cerrarse ese año con 114, el fenómeno se desbordó al año siguiente en que se escaló hasta los 157 y luego en el 2020 se alcanzó la cifra más alta en la historia con un total de 186, lo que, según especialistas, se debe a una serie de factores o causas, pero todas encabezadas por la ausencia de una política definida y efectiva para atajar el problema.
Ya se sabe que Aguascalientes es el segundo lugar a nivel nacional en suicidios y que este tipo de muertes figura entre las principales causas de defunción entre la población hidrocálida, pero lo más lamentable es que a pesar de eso las autoridades de gobierno y de salud ni “sufren ni se acongojan”, tal parece que les da lo mismo que un día haya uno, dos, tres o más casos y que al día siguiente ocurra lo mismo, pensando que este problema se resolverá sólo con charlas, cursos o conferencias, que es lo único que se hace desde la esfera oficial.
A propósito del Día Mundial para la Prevención del Suicidio que se conmemora este 10 de septiembre, las cifras oficiales, las que maneja no sólo el Inegi, sino también la Fiscalía del Estado y el mismo ISSEA, pueden ser diferentes, pero todas coinciden en que el suicidio está desbordado en Aguascalientes y que el deshonroso segundo lugar nacional no es gratuito, sino resultado de la desatención del Gobierno a un problema que lastima a miles de familias y que es la desigualdad social, la falta de oportunidades de desarrollo para la mayoría y hasta la carencia de satisfacciones básicas que impacta en miles de personas que buscan en la puerta falsa una supuesta salida a sus problemas.
Si bien es cierto que las causas del suicidio habitual son conocidas, el problema es que de parte de las autoridades no se hace prácticamente nada para atenderlas y evitarlas, por lo que la ola de autoprivaciones de la vida está en constante crecimiento, como se confirma con los datos que muestran que año con año van al alza.
“El problema es que no se ha hecho un buen trabajo de prevención a nivel de las fuentes de trabajo; no hay coordinación en las instituciones de salud, pues por ejemplo el DIF Estatal hace un trabajo que no tiene ninguna relación con la Dirección de Salud Mental, mientras que como ya es tradición, el IMSS y el ISSSTE, y no se diga el ISSEA o la Secretaría de Salud del Estado, no hacen nada en ese terreno, por lo que no debe extrañarnos el resultado catastrófico que ahora tenemos”, sostienen especialistas en la materia.
SIN FRENO
En la última década se han reproducido como hongos los suicidios en el Estado, arrojando del año 2010 a la fecha un total de 1,447 muertes de ese tipo, aunque del 2010 en que se presentaron 50 suicidios a las 186 autoprivaciones de la vida que hubo el año pasado, el crecimiento es descomunal: más del 300%, aunque el porcentaje puede ser mucho más alto debido a que se tiene una cifra negra de suicidios que no trascienden o que no son considerados como muertes de ese tipo.
Del año 2010 al 2011 se disparó en casi 100% la incidencia de muertes por suicidio, ya que se pasó de 50 casos a 98 de un año a otro, siendo a partir de entonces cuando el problema fue creciendo como bola de nieve incontrolable, ya que para el 2012 la cifra de suicidios subió a 116, luego un año después cerró con tres casos menos, es decir, con 113 y en el 2014 tuvo un nuevo descenso para llegar a 110 casos.
En el año 2015 volvió a repuntar la incidencia de suicidios al acumular 124 casos, luego subió un caso más en el 2016, cerrando en 125 y en el 2017 repuntó hasta los 140, pero luego en el 2018 la cifra cayó a los 114 y un año después, en el 2019, nuevamente subió a 157 y el año pasado se alcanzó el pico más alto en la historia de Aguascalientes, con un total de 186, mientras que hasta ayer el año 2021 sumaba 114 y contando.
MÉTODO UTILIZADO Y ESCOLARIDAD DE LOS SUICIDAS
El ahorcamiento sigue siendo, por mucho, el método más utilizado por las personas que intentan y logran cortarse la existencia, pues casi el 90% de estos casos se consuma por esa vía, seguido del uso y disparo de arma de fuego, el envenenamiento con alguna sustancia peligrosa o con medicamentos, y ahora a la gente le ha dado también por utilizar los puentes para conseguir ese objetivo.
Aunque la mayoría de los suicidios corresponde a personas del sexo masculino, son las mujeres las que más lo intentan y la edad en la que se presenta el mayor número de muertes de este tipo se ubica entre los 40 y 44 años, seguido del grupo de los 30 a 34 años, pero también llama la atención el hecho de que en los últimos años la incidencia de muertes autoprovocadas se está disparando entre personas adolescentes e incluso en niños, lo que está llamando poderosamente la atención de las autoridades y de especialistas en la materia.
En cuanto a las características de los suicidas, los especialistas sostienen que como problema epidemiológico-social el suicidio está ligado a una serie de agentes sociodemográficos, socioambientales, psicológicos y biológicos que predisponen al individuo, acelerando su realización, unos con más fuerza que otros.
Respecto al nivel de escolaridad de las personas fallecidas por suicidio se reveló que el 33.2% tenía secundaria completa o algún grado cursado en ese nivel; el 30.2%, primaria, con algún grado o completa; 17.9%, con algún grado de bachillerato o preparatoria, y el 8.1% de los casos corresponde a personas con estudios profesionales.