Lima, 3 jun (EFE).- A sus 76 años, la peruana Susana Baca, una de las grandes divas de la «World Music», afronta la pandemia de COVID-19 confinada pero en plenitud de sus dotes artísticas, que la han llevado a lanzar «A Capella», un disco íntimo que tiene a su voz prodigiosa como único instrumento.
Ante la desazón, el dolor y la incertidumbre causadas por la enfermedad, que ha convertido a Perú en el segundo país más afectado en Latinoamérica, solo por detrás de Brasil, Baca responde desde el arte como una forma de «liberar» a su espíritu, según aseguró a Efe.
Para hacerlo, interpreta desde temas tan famosos como «Yo vengo a ofrecer mi corazón», del argentino Fito Paez, o «Gracias a la vida», de la chilena Violeta Parra, hasta versos de grandes poetas como el español Federico García Lorca, y su «El lagarto está llorando», o el peruano César Vallejo y su «Idilio muerto».
LIBERAR EL ESPÍRITU
La ganadora de dos premio Grammy Latino, que también fue la primera ministra de Cultura de Perú en 2010, afirmó a Efe que hizo este disco «pensando en todo lo que pasa» en el mundo y con la intención de «liberar» a su espíritu.
«Yo me quedé a mitad de camino de un trabajo de grabación con mis músicos, con el coro de los jóvenes estudiantes de acá, entonces me quedé así, como mucha gente, paralizada», explicó la cantante desde el aislamiento social que cumple en su casa de Santa Bárbara, en la provincia de Cañete, al sur de Lima.
En medio de esa situación extrema y volviéndose «un poco loca por el silencio», según comenta entre risas, fue su esposo, el músico Ricardo Pereira, quien la animó a grabar a capella algunos de los temas que a veces canta sola.
«Entonces escogí una serie de canciones, sobre todo que me llevaran a estar con mucha intimidad con la gente», apuntó.
GRANDES CANCIONES
En «A Capella», Baca interpreta temas como «Drume negrita» y «Pensamiento», de los cubanos Eliseo Grenet y Rafael Gómez Mallea, Teofilito; «Tonada de luna llena», del venezolano Simón Díaz, y el poema «Yamambó», del también cubano Nicolás Guillén.
De sus compatriotas, además del célebre poema de Vallejo, canta «Cardo o cenizas» y «Rosas y azar», de Chabuca Granda; «Negra presuntuosa», de Andrés Soto; «Canción de fe», de Manuel Acosta Ojeda; y «Contigo Perú», de Augusto Polo Campos.
Precisamente, este último tema, que es considerado por muchos peruanos como su «segundo himno nacional», fue escogido para promocionar la producción con un primer video.
Baca recordó que sus compatriotas lo cantaban «para alentar en el confinamiento» a los médicos, enfermeras, militares y policías que luchan en primer fila contra la epidemia y representa «esa manera de decirnos: amamos este lugar donde hemos nacido y queremos lo mejor para todos».
LLENAR EL ALMA
La intérprete, quien en 2017 también recibió el Premio Nacional de Cultura, agregó que el repertorio de su disco «ha sido escogido con mucho cariño, con mucha dedicación» y reúne temas que le «llenan el alma» y le permiten hacer «una catarsis».
Para plasmar su proyecto comenzó a grabar el pasado 1 de mayo en el pequeño estudio que tiene en su casa, donde también se hicieron los 17 vídeos con dos teléfonos celulares inteligentes.
«Yo he renegado mucho con las nuevas tecnologías, pero ahora las amo», confesó antes de asegurar que en medio del aislamiento ya se «estaba muriendo con la angustia de no hacer música, de no poder ensayar con los músicos, de no poder trabajar».
Por ese motivo, le dedicó al proyecto «horas y horas», a pesar de lo difícil que le fue cantar sin músicos y sin público, aunque contó con el apoyo de un joven músico de Cañete que sabe «manejar bien» las tecnologías de grabación.
«Yo a ratos cerraba los ojos y estaba imaginándome a mis amigos, a la gente que me acompaña, que siempre me respalda y me quiere, entonces era para ellos y, sobre todo, para los músicos con los que trabajo», añadió.
ARTE PARA VIVIR
Baca sostuvo que «el arte es algo que nos hace poder vivir en estos momentos», ya que la música ha ayudado a médicos, enfermeras y fuerzas de seguridad a superar el cansancio y el miedo, mientras que también se ha acercado a todos gracias a los espacios virtuales.
«El quedarnos solos, en un espacio pequeño, nos ha llevado a meternos en nosotros mismos, a interiorizar; por ejemplo, yo tengo que seguir cantando, quiero ser mejor y transmitir a la gente, entonces tengo que seguir trabajando esa espiritualidad», indicó antes de decir que también considera que ahora se ofrece «un espacio, un tiempo para la creación, para ser mejores».
Durante la cuarentena, la artista peruana sigue grabando, hace ejercicios de canto, lee mucha poesía y a autores que le permitan salir un poco «de la realidad dura» de «saber que hay peruanos que la están pasando muy mal en estos momentos».
«Quisiera decirle a la gente que vamos a salir adelante de todas maneras y que hay que celebrar la vida. Estamos vivos y es necesario celebrar, y con música mejor», concluyó la artista, cuyo nuevo disco ya está las plataformas digitales, distribuido por Play Music Perú.
David Blanco Bonilla