Santa Clara (México), 19 ago (EFE).- Los diestros mexicanos Leo Valadez y Ernesto Javier «Calita» cortaron oreja este lunes, dos y una respectivamente, en la única corrida de la Feria de Santa Clara Coatitla, estado de México, en la cual el rejoneador colombiano Andrés Rozo se fue de vacío.
El ganado de Torreón de cañas destacó por su bravura, presentación y juego. Los cinco astados fueron aplaudidos por los 1.500 espectadores que llenaban la plaza de Santa Clara.
«Donde el toro es toro» dicen de Santa Clara, por lo visto esta tarde del lunes 19 de agosto ese dicho es realidad. Tras cuatro años sin corridas, la localidad de Santa Clara, estado de México, colindante con la CDMX, celebró un festejo que dejó mucha gente en la puerta de la plaza portátil instalada ex profeso para el encierro.
El éxito del retorno taurino no solo fue por la asistencia, también por la excelente corrida que mandó el hierro de Torreón de Cañas. Cinco toros muy serios de presentación que embestían con bravura y se comportaban con casta en cada lance de la corrida.Tanto es así que los matadores se vieron desarbolados en distintas partes de la lidia.
Lo más importante lo realizó «Calita» con su segundo toro de la tarde. Los primeros compases de su faena de muleta fueron imprecisos y el animal parecía irse ganador del enfrentamiento, pero «Calita» no quería repetir su fallida faena con su anterior toro al que solo fue capaz de trastear.
En el centro del ruedo y con el cuerpo y la muleta totalmente de frente, «Calita», ofreció momentos de pureza que lograron mandar la embestida furiosa del animal.
Las tandas fueron ligadas, emotivas y con mando aunque los pases no salieran todo lo limpios que la nobleza del astado permitían. Fueron cuatro tandas por la izquierda emotivas y tres de ellas en el centro del ruedo.
«Calita» cargando la suerte ofreció lo que a tantos aficionados mexicanos han llevado a tenerle como la gran esperanza del toreo charro: Una media estocada tendida pero bien asistida por los capotes de los subalternos y mejor auxiliada por el magnífico puntillero Fernando Ríos, facilitó la oreja para Calita.
De su faena a su anterior toro, que le superó sin excusa posible, quedó una muy buena tanda de medias verónicas ceñidas al inicio de la faena.
La puerta grande fue para Valadez al cortar una oreja por toro. Una buena tanda de derecha al primero y una gran estocada al segundo, fueron sus únicos méritos reales.
El joven torero mexicano puso pundonor y efectismo con su primero y se rajó con el segundo que le comía los terrenos ya desde el tercio de banderillas en el que naufragó. La muy buena estocada compensó en parte el mal papel realizado.
El tercio de varas se vio toda la tarde favorecido por la bravura y la fijeza de los toros. Todos repetían embistiendo al caballo y todos se quedaban incrustados en el peto.
A destacar la puya puesta por Eduardo Delgado «El Ruso». El mismo picador confesó en el callejón que sin problema el de Torreón de Cañas podía haber recibido un segundo castigo.
La puya de «El Ruso» fue clave para que Valadez pudiese dar una primera buena tanda de derecha de cinco pases ligados, luego con el toro recuperado de la solitaria puya el matador fue incapaz de volver a la fijeza y el mando.
Abrió plaza el rejoneador colombiano Andrés Rozo que no dejó nada para el recuerdo.
La tarde culminó entre la alegría de los presentes y el alivio de los matadores tras enfrentar tan serios animales en la portátil de Santa Clara Coatitla.