Viendo la manera en que se llevó aquí el confinamiento, donde la autoridad hacía como que fomentaba las medidas de protección y la sociedad en general hacía como que las respetaba, hay que reconocer que la mortandad por el Covid-19 en nuestro territorio sigue siendo menor que la media nacional, lo que tampoco es como para tirar cohetes, y que de alguna manera azarosa, las cosas siguen aquí bajo los parámetros de lo controlable.
Resuelto el dilema de qué hacer con el regreso a clases, a nuestro parecer de la peor manera, en dos semanas cientos o miles, no lo sabemos con certeza todavía, de estudiantes de prepas públicas y privadas y de varias universidades retornarán a clases, lo que parece que puede hacer que los contagios sigan al alza y que los salones sean las fuentes de infección y llevar la situación sanitaria desde los niveles actuales a los catastróficos.
Una de las causas de que estas decisiones al parecer poco acertadas se asuman y se justifiquen es la manera en que las contradicciones son el signo de los datos que nos ofrecen las autoridades federales y estatales, pues estas señales que poco aclaran el estado de las cosas y muchas veces anulan a otros indicadores, permiten a la vez decir que estamos a punto de tocar el pico de la pandemia y declarar que se hará lo posible para que lo antes posible se reanuden las clases presenciales en todos y cada uno de los planteles de todos los niveles.
Avalarían la decisión estatal de procurar que se regularice el sector educativo en su conjunto, el dato de que somos uno de los siete Estados del país que tienen dos semanas con los datos sobre contagios nuevos a la baja, pues la autoridad federal tiene en sus datos que Aguascalientes, Campeche, Nuevo León, Querétaro, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz ligan ya 14 días reportando positivos nuevos en cifras menores, aunque habría que considerar otros datos.
Y es que fue la propia autoridad que quiere el regreso a las aulas la que informó de que se viene el pico de la pandemia, que se busca agregar camas de terapia intensiva, que la ocupación de estas camas con respirador de las que se dispone es ya la quinta más alta en el país, en tanto que de fuentes no oficiales llegan versiones de que los medicamentos que se usan para los enfermos que necesitan hospitalización están escaseando, lo que nos hace pensar que la precipitación no es la mejor manera de asegurar que en las semanas siguientes la situación seguirá siendo comprobable.
Sobra decir que la sociedad actúa en consecuencia y el fin de semana volvió a salir en masa a acudir a fiestas, a bares y restaurantes, donde tampoco es que en general sean escrupulosos en eso de garantizar la sana distancia, la temperatura de los asistentes o el uso de la mascarilla, que nos juran que es obligatorio, aunque no se sabe de un solo caso en que uno de los imprudentes que va por allí a rostro descubierto haya sido detenido o multado, o cuando menos amonestado para que no sea una bomba de tiempo andante.
Parece que en general aquí lo nuestro es tentar a la suerte, con alguna íntima certeza de que algo nos hace inmunes al virus.