El miedo y el terror ya dejaron de tocar a la puerta de Aguascalientes. Este fin de semana penetró impunemente para no sólo dejar tres cadáveres dentro del territorio estatal, sino para dejar claro que la zona es de ellos y que pueden hacer lo que les venga en gana sin ninguna clase de restricción.
La mañana de este domingo la calma chicha en la que viven las autoridades estatales fue interrumpida cuando por medio de las frecuencias policiales se dio a conocer que los cuerpos del director de la Policía Municipal de Loreto, Zacatecas, Rafael Hernández López; el alcaide de Seguridad Pública de Loreto, Ernesto Ríos Castañeda, y del guardia de seguridad de esa misma demarcación municipal, Francisco Javier Rodríguez Vázquez, fueron encontrados a un lado de la carretera federal 25, a la altura de la comunidad Crisóstomos, que pertenece a Asientos, Aguascalientes.
Estas tres personas habían sido “levantadas” hace una semana en la cabecera municipal de Loreto, Zacatecas, y fue precisamente ayer que se supo su trágico destino final. Presentaban el tiro de gracia, estaban maniatados e incluso los acompañantes del director de seguridad aún portaban su uniforme de cargo, mientras que el funcionario vestía de civil.
La modorra oficial fue sacudida ayer alrededor de las seis y media de la mañana. Y tras la confirmación de la aparición de los cadáveres en territorio aguascalentense, los elementos de la Fiscalía General del Estado se dieron a la penosa tarea de disponer de los cuerpos para su traslado a la morgue estatal.
LOS HECHOS
Los tres policías fueron privados de su libertad el pasado domingo 7 de noviembre en dos hechos distintos.
El alcaide Ernesto Ríos Castañeda y el oficial Rodríguez Vázquez fueron “levantados” en la propia Comandancia de la corporación por sujetos armados, quienes de inmediato se dirigieron directamente a la vivienda de Rafael Hernández López, a quien por la fuerza lo sacaron de su casa para subirlo violentamente a un vehículo y darse a la fuga con rumbo desconocido.
Al tener conocimiento de estos hechos, otros elementos de la corporación organizaron un operativo para tratar de localizar a sus compañeros, pero a pesar de lo intenso del mismo no consiguieron dar con pista alguna que los condujera a donde estaban su director y sus compañeros.
Al día siguiente, el lunes 8, fue cuando la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas (FGJEZ) recibió la denuncia por la desaparición del director y de los dos elementos de la Policía Municipal, por lo que inició la correspondiente carpeta de investigación, aunque ya no se volvió a saber de ellos.
Este domingo, automovilistas que transitaban por la carretera federal 25 se llevaron una muy desagradable sorpresa al darse cuenta de que tres personas estaban tiradas al pie de la cinta asfáltica, por lo que dieron aviso a los servicios de emergencia.
De inmediato acudieron al lugar oficiales de las Policías Estatal y Municipal de Asientos, que sobre el kilómetro 45, a la altura de la comunidad de Crisóstomos, localizaron a las víctimas y confirmaron que ya estaban muertas.
Los elementos corroboraron que se trataba de tres hombres, que estaban maniatados y presentaban el tiro de gracia, además de que se dieron cuenta de que dos de ellos vestían uniforme policial, determinando que se trataba del director de la Policía Municipal de Loreto y de sus dos compañeros, que habían sido “levantados” hacía una semana.
Los cadáveres fueron hallados al lado derecho de los carriles de circulación norte-sur, por lo que la zona fue resguardada.
Posteriormente arribaron elementos de la Dirección General de Investigación Pericial, que se encargaron del levantamiento de los tres cadáveres para su traslado al Servicio Médico Forense.
Se estableció que los tres elementos habían sido asesinados ocho horas antes de ser encontrados.
Además, de manera extraoficial, trascendió que entre la 01:30 y las 02:00 horas del mismo domingo los cadáveres fueron bajados de un vehículo y depositados a un lado de la cinta asfáltica.
De hecho, se presumió que la unidad de motor provenía precisamente de Loreto, Zacatecas.
Y así, la mañana de domingo de ayer ya no fue lo mismo, porque el mito de la “tranquilidad” de Aguascalientes se resquebrajó en mil pedazos.