Nueva York.- Nueva York vive este martes una nueva ola de protestas ciudadanas reclamando justicia y en contra del racismo, pese al aviso de las autoridades de que el coronavirus se puede extender y tras una noche de saqueos en Manhattan que llevó al alcalde a extender el toque de queda hasta el próximo domingo en un intento por frenar unos disturbios que han dejado partes de la ciudad muy afectadas y que han disparado la tensión política.
A pesar de que estas protestas diurnas son pacíficas, el toque de queda, el primero en la Gran Manzana en casi 80 años, se adelantará a las 8 de la tarde, después de que el lunes el grueso de la violencia comenzara justo al anochecer, antes de que entraran en vigor las restricciones, que habían sido fijadas para las 11 de la noche.
Numerosas tiendas del centro de Manhattan, sobre todo establecimientos de lujo, fueron saqueadas durante la noche, mientras que también se registraron importantes disturbios en áreas de El Bronx, incluidos ataques a por lo menos dos agentes de Policía.
Esta mañana, en distintos puntos de la Gran Manzana, todavía se podían ver los escaparates rotos, los productos desparramados por los sueltos o los restos de fuegos en plena calle.
En total, se efectuaron más de 700 arrestos en la ciudad, con diferencia el mayor número desde el inicio de las protestas desencadenadas por la muerte en Minesota de George Floyd, un hombre negro, a manos de las fuerzas del orden.
“Ayer tuvimos muchos problemas en algunas partes de la ciudad”, admitió el alcalde neoyorquino, Bill de Blasio, que subrayó que eso no se va a aceptar y responsabilizó de los disturbios a “miembros de pandillas” y “criminales comunes”.
A los manifestantes pacíficos, a los que dio su apoyo, les pidió que limiten sus protestas al día. “Oímos las preocupaciones de los manifestantes pacíficos y legítimos que quieren ver cambios en la relación entre la Policía y la comunidad”, aseguró.