Un golpe más a la economía de los aguascalentenses: pasados los festejos de la Feria Nacional de San Marcos viene la cruda realidad, pues es una posibilidad que esta misma semana la tortilla se empiece a vender a 25 pesos el kilo.
Es necesario, dicen los industriales de la masa y la tortilla, por el incesante incremento a todos los insumos como electricidad, gas, harina, agua, en fin, todo lo que se necesita para elaborar el alimento que consumen todos los mexicanos.
Y serán peras o manzanas, pero los principales perjudicados son todos, pues la carrera alcista no se detendrá, a pesar del plan presidencial contra la inflación en el que se comprometen a un control de precios de artículos de la canasta básica, pero se les fue el pequeño detalle de las tortillas.
Esta nueva amenaza de subir el ya elevado costo del alimento lo hacen, dicen, para no tener que cerrar negocios y despedir al personal, pero seguramente sí ahuyentarán a mucha clientela que verá otro trancazo a su bolsillo.
Los tortilleros, además, responsabilizaron al Gobierno federal de no darles ningún estímulo, por lo que es justo y necesario, dicen, subir de precio el producto para poder subsistir.
Ya pasaron los tiempos en que la población más vulnerable medio engañaba al hambre consumiendo taquitos de frijoles, pues ahora difícilmente muchos hogares podrán consumir lo necesario para subsistir, de seguir estos imparables aumentos.
Muchas voces en contra se escucharán, ya se verá, por el incesante aumento a servicios y productos, ah, pero que no sea la verbena, donde sin pensar se gastaban 80 pesos en un refresco, 90 pesos por unas papas fritas o ni qué decir de las bebidas alcohólicas, pero ahora viene la cruda moral y la realidad.
Lo cierto es que cada aumento en cualquier cosa afecta la economía de la ciudadanía, que tiene que aguantar golpe tras golpe, pues ahora sería la tortilla, pero el gas LP, que ya está en un nivel de incomprable, registra aumentos una semana sí y la otra también, o qué decir de la gasolina que hace que los consumidores busquen las estaciones de servicio donde pueda ya no llenar el tanque, sino lo que se ajuste.
En fin, estas malas noticias seguirán por mucho tiempo más, pero no sólo en lo económico, sino en todo lo que aqueja a la sociedad que ya está harta de muchas otras cosas, como la inseguridad y la violencia, y si a esto le suma que cada vez más tiene que apretarse el cinturón porque no hay ningún estímulo, pues terminará por hartarse.
Ésta es, por ahora, nuestra realidad, con artículos de primera necesidad que se están convirtiendo en artículos de lujo. Y ni renegar, porque nos va peor.