Aguascalientes.- El sector comercial es uno de los más castigados por la inseguridad que se vive en el Estado y es que mientras los empresarios y comerciantes se ganan la vida de manera legal, los delincuentes se han encargado de vulnerar la paz y tranquilidad de sus negocios, a tal grado de ser los comerciantes quienes se tienen que encerrar para trabajar mientras los rateros andan libremente por las calles.
En un mundo al revés, en el que se toman decisiones de poner rejas y estar detrás de ellas para brindar un servicio, los infractores se pasean libremente sin ninguna preocupación, comenta Ofelia Román, propietaria de una ferretería ubicada en el fraccionamiento Haciendas de Aguascalientes, quien tiene 12 años con el negocio el cual es su fuente de ingresos, ella tuvo que poner rejas porque fue asaltada a punto de pistola, experiencia que hace cinco años la dejó marcada, “me asusté muchísimo, duré como una semana en shock, estuve tomando terapia psicológica, los primeros días llegaba algún cliente y lo primero que le veía era las manos, tenía miedo que trajera una pistola, tuve que poner la reja y armarme de valor, pues qué hago, es mi fuente de ingresos”.
Esta situación la hizo sentirse como en la cárcel, para ella eso fue muy incómodo, actualmente ya se acostumbró, algunos clientes que llegan le han preguntado que si es de México, por lo común que se ha vuelto en aquella ciudad el de poner barrotes a sus comercios. Aunque en su negocio tiene algunos productos en el exterior comenta que son mínimos, pero que a su espacio ya no pasan, además de que se vio en la necesidad de colocar cámaras de seguridad.
Tiendas de conveniencia y reconocidas farmacias que manejan el servicio las 24 horas han modificado sus horarios de atención con las puertas abiertas, ahora algunas de ellas cierran a las 10 de la noche y atienden al público a través de una pequeña ventana.
Un caso similar es el de una tienda de abarrotes ubicada en la Av. Héroe de Nacozari, frente al Infonavit IV Centenario, comenta la dependiente que constantemente eran blanco de robos, lo que detonó que pusieran las rejas fue cuando fueron asaltados en pleno día a mano armada, llevándose en aquella ocasión el dinero de la venta del día, mientras que una segunda vez les robaron mercancía y bebidas alcohólicas, los rateros salieron corriendo sin pagar. Los dueños no dudaron en poner las rejas para proteger tanto su patrimonio como a su personal, tienen dos años con esta medida y los clientes se han ido acostumbrando, aunque les resulta incómodo ya que se tienen que quedar sobre la acera y por las pequeñas rendijas señalan el producto que desean sin poder tocarlo.
El crecimiento de la ciudad es inminente, sin embargo la inseguridad prevalece en colonias antiguas donde existen pandillas conformadas por viejas generaciones que se han ido heredando y que además son reconocidas tanto por la autoridad como por los habitantes de la zona.
Las constantes riñas campales entre bandas en el fraccionamiento José López Portillo obligaron a Doña Emérita, propietaria de una tortillería en la calle Pascual Cornejo y José Calvillo a colocar no sólo rejas, sino también barrotes para proteger su negocio. Comenta que aparte de la inseguridad que se percibe en dicho fraccionamiento, los muchachos de la zona y otros que bajan de la colonia vecina se ponían a jugar futbol tomando la cortina de su negocio como portería, por lo que cada noche eran víctimas de los balonazos, su esposo les pedía que respetaran su portón, pero fue inútil, ahora su negocio parece muralla mientras que las riñas y los juegos siguen igual que el primer día. “El negocio tiene más de 20 años y desde entonces existe la misma lata, los vándalos nunca se acabarán ya que van saliendo nuevas generaciones, comentó Doña Emérita.
A finales de 2018 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE). Sus resultados revelan que de un universo de más 4.5 millones de empresas un tercio (33.7%) fue víctima de por lo menos un delito en el 2017.
Las entidades con un mayor porcentaje de negocios que sufrieron algún delito en 2017 fueron: Campeche (46%); Aguascalientes (44%); Sonora (43%); Michoacán (41%); Baja California (41%) y la Ciudad de México (40%).
Dentro de los múltiples delitos que reporta mensualmente el Secretariado Ejecutivo de Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el que tiene una asociación más directa con las empresas es el robo a negocios.
En los últimos años este delito ha mantenido una tendencia creciente en el país. Sin embargo, en diciembre de 2018 y en enero de 2019 el robo a negocio alcanzó su nivel más alto desde 1997, año a partir del cual el SESNSP lleva registro de estos delitos.
Del total de 3.7 millones de delitos reportados en la ENVE, los más frecuentes entre los que sufren las empresas están: robo/asalto de bienes o dinero (854 mil 591); robo hormiga (583 mil 933); extorsión (525 mil 036); actos de corrupción (512 mil 700); robo de accesorios de vehículo (328 mil 868) y robo de mercancía en tránsito (302 mil 896).
Por su parte, el representante de la Unión de Abarroteros y Pequeños Comerciantes A.C., Antonio Hernández, en Aguascalientes, comentó que en el trienio del 2007-2010 se vivieron sucesos de inseguridad que obligaron al gremio a colocar rejas en sus negocios, pues recurrentemente eran víctimas de robos e incluso asaltos a mano armada, posteriormente poco a poco fueron retirando sus rejas, pues ahora se veían afectados por las pocas ventas, ya que la clientela es gente conocida, son vecinos y sentían que se perdía la confianza, además que las barreras impedían ver, tocar y hasta oler los productos, eso los obligó a quitarlas aunque actualmente existen pocos, pero existen tiendas que aún conservan sus rejas y atienden a través de las rejas. La unión de abarroteros y pequeños comerciantes, A.C. está conformada por 800 agremiados.