Lo que ocurrió la noche del lunes en la Ciudad de México, es una tragedia anunciada que le costó la vida a más de 20 personas.
Esto es a todas luces una negligencia más de las autoridades y que cobró la existencia de personas que salieron de casa y ya no pudieron regresar porque quedaron prensadas entre fierros retorcidos, además de decenas de heridos, algunos graves y otros que quedarán con secuelas permanentes.
El desplome de una estructura de la Línea 12 del Metro justo cuando circulaba el Metro, ocasionó la caída de un par de vagones atestados de gente, de esa gente trabajadora, familias enteras, que no tienen la posibilidad de tener un vehículo propio y que a diario tienen que tomar el transporte público de ese monstruo que es la Ciudad de México.
Apenas al ocurrir la tragedia, documentada en un video escalofriante que da cuenta de cómo se dobló la estructura y los vagones llenos de gente cayeron sobre varios autos, los señalamientos comenzaron a brotar y la gente empezó a exigir justicia, que seguramente no llegará, porque ya sabemos cómo se dan las cosas en este país.
Por redes circularon imágenes y videos de personas buscando desesperadamente a sus familiares en medio de ese caos que ya se veía venir, recorriendo hospitales y el Servicio Médico Forense, y que hasta el cierre de la edición aún no habían sido localizadas varios usuarios del Metro.
Por supuesto que se esperaba esta tragedia, porque en torno a la Línea 12 del Metro desde su construcción presentó una serie de irregularidades, y ya en funcionamiento incluso tuvo que cerrar operaciones algún tiempo porque presentó fallas estructurales, mismas que se recrudecieron tras el sismo de 2017.
Brotó nuevamente la solidaridad de los mexicanos y vecinos de la zona y automovilistas ayudaron a las personas atrapadas a salir de ese infierno, y de no ser por su ayuda seguramente el número de víctimas mortales hubiese sido más grande.
Pero como siempre pasa, ahogado el niño ahora sí a tapar el pozo, y aunque se señalen responsables de este homicidio culposo, al final, como usualmente ocurre, nada sucederá.
Y cómo va a pasar algo, si apenas conocida la tragedia muchos empezaron a capitalizar políticamente este evento, señalando responsables y echando culpas, aunque las autoridades, se supone, investigarán cómo pudo ocurrir algo así, aunque realmente la pregunta es ¿cómo, sabiendo las consecuencias de una mal construcción y mala operación de una línea de transporte público con deficiencias que todo mundo señalaba, todos, absolutamente todos, lo dejaron pasar?
Lo que sí se espera ahora es que se avienten la pelotita, que es lo que los responsables saben hacer, no obstante hay un refrán popular que dice que cuando nadie admite la culpa, es que todos la tienen.