México, 17 oct (EFE).- La pandemia por la covid-19 ha puesto de manifiesto el poder de los datos y mostrado el mundo real para proteger y mejorar la salud y el bienestar de las personas por lo que la transformación digital sigue siendo un reto para América Latina.
«Sin duda es algo que necesitamos acelerar, trabajar de forma más global en la región y entender que ciertos estándares establecidos a nivel global también son aplicables a nuestros mercados», aseguró a Efe Adriana Rubio, directora de área para la división Roche Diagnósticos para Latinoamérica.
Pese a que la infraestructura digital y el procesamiento de datos demostraron su valor al permitir una visión clara y en tiempo real de la pandemia y potenció la capacidad de respuesta al brote de covid-19, en Latinoamérica solo 6 de cada 10 países contaba con una estrategia nacional de salud digital.
Con motivo del evento virtual Roche Press Day celebrado esta semana, Rubio consideró que, no obstante, la pandemia ayudó a que los países aceleraran procesos como la telemedicina «que hoy día es una práctica que hace seis meses ni siquiera estaba contemplada, no estaba regulada y no se consideraba una posibilidad para la salud».
Agregó que hoy se puede tener acceso a tratamientos domiciliarios para pacientes con enfermedades crónicas «lo cual es un avance positivo».
Las soluciones digitales, afirmó, son fundamentales para controlar una emergencia de salud pública, como se ha mostrado durante la actual pandemia y en epidemias pasadas, apoyando la toma de decisiones y la continuidad de la atención médica.
Además de que facilitan el acceso e intercambio de información oportuna y precisa mejoran la vigilancia en salud pública y optimizan la comunicación con la población.
BARRERAS DEBEN SER DERRIBADAS
Para lograr una transformación digital, la Organización Mundial de la Salud (OMS) resalta la necesidad de acciones coordinadas, con voluntad política, construcción de capacidad y atención a necesidades específicas.
Sin embargo, Rubio consideró que no todos los países están preparados para afrontar esta transformación porque «eso depende del nivel de madurez del entorno digital de cada país».
Detalló que muchas naciones estaban atrasadas en cuanto a regulaciones y otras apenas estaban madurando en ciertas áreas aunque, «sin embargo, se han visto confrontados por una realidad que les ha obligado a acelerar esta transformación».
Uruguay, por ejemplo, ha sido un ejemplo para la transformación digital con la implementación de aplicaciones móviles que les permitieron detectar oportunamente casos y contactos de coronavirus, además de que han explotado las consultas a distancia y la entrega de medicamentos a domicilio.
«No me cabe la menor duda de que todos los Gobiernos tienen la digitalización de la salud como una prioridad y sobre todo una voluntad política y el marco estratégico que nos va a permitir avanzar en esa dirección», aseveró la especialista.
RETOS PARA EL FUTURO
Para Rubio, la transformación digital en los sistemas de salud latinoamericanos puede representar un proceso doloroso y constante, sin embargo, lo más positivo es que la región ya ha empezado este proceso.
El desafío más grande, consideró, es encontrar la manera de acelerar el cambio de mentalidad de todos los involucrados en los sistemas de salud «porque necesitamos que este sea un cambio multidimensional».
Destacó que la inversión digital no es solo en infraestructura, sino también de muchas otras dimensiones, aunque más que pensar en el costo de la inversión lo fundamental es que cada país plantee sus prioridades.
La experta dijo que para lograr la transformación digital de los sistemas de salud en América Latina hace falta el trabajo conjunto de los sectores público y privado y de las organizaciones de la sociedad civil para superar las brechas regulatorias, de conectividad e infraestructura que enfrenta la región.
Asimismo, señaló que la pandemia ha dejado aprendizajes que ayudarán «a entender que hay inversiones que no hay que pensar, que hay que hacer y ejecutar», concluyó.