México, 11 jul (EFE).- El trastorno antisocial de la personalidad (TAP) afecta a 5 % de los mexicanos, pero solo 1 % de ellos desarrolla una psicopatía, detalló este jueves un especialista.
Esta condición que afecta en mayor número a hombres que a mujeres consiste en tener actitudes antisociales como romper las reglas y mentir para conseguir beneficios propios sin sentir remordimiento, explicó Salvador Chavarría Luna, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El experto en psicología explicó en un comunicado que el TAP es común en los delincuentes, y de hecho, se estima que 50 % de los reclusos sufren este trastorno.
No obstante, aclaró que no todos los infractores son psicópatas, ni todos los psicópatas son delincuentes.
El también académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, dijo que factores como la impulsividad alta, la poca empatía en ciertos contextos, la predisposición genética y las enseñanzas, entre otros, podrían detonar conductas antisociales o psicopáticas.
Chavarría Luna indicó que la psicopatía está relacionada con las emociones, por eso quienes la padecen no tienen preocupación por los sentimientos de los demás, y aunque sabe que sus acciones son inapropiadas no empatizan y minimizan las consecuencias.
Sin embargo, dijo, estas conductas pueden detectarse desde la infancia. Por ejemplo, cuando un hijo ofende a su madre y solo modera su conducta para evitar un castigo, no porque entienda que esté mal.
«Al identificar síntomas de este trastorno en niños debemos observar cómo socializan o se adaptan a las normas sociales, y procurar generar en ellos empatía para evitar el desarrollo de psicopatías», explicó el especialista.
Mientras que si un adolescente infringe la ley sin importarle el daño que provoca, es un caso de transtorno antisocial.
Pero si además disfruta por su proceder, no siente empatía y su comportamiento es constante, tiene rasgos psicopáticos.
En cuanto al diagnóstico, indicó que debe elaborarse una historia clínica del paciente, hablar con los padres y apoyarse en pruebas psicológicas.
Ya en terapia, ayudan a los niños a entender lo que sucede, resaltan las acciones positivas e inhiben aquellas que los ponen en riesgo.
«Buscamos que tenga regulación emocional y que aprendan a reaccionar a distintos estímulos de enojo para mejorar el manejo de la agresión y evitar que su conducta llegue a otras escalas», aseguró.
Sin embargo, dijo que en México hacen falta instrumentos clínicos para abordar este tipo de afecciones, porque el tratamiento es complejo, y una vez que el trastorno psicopático se presenta, es difícil lograr un cambio en la persona, «por eso lo mejor es prevenir».