Los trastornos mentales son ya una auténtica calamidad puesto que registran una muy alta incidencia entre las personas de todas las edades, al grado de que la depresión, el estrés, el comportamiento y sus efectos secundarios como el suicidio, resultan ser ya un muy delicado problema de salud pública y más porque las autoridades y las instituciones de salud no le están dando la importancia que amerita este problema.
En ocasión del Día Mundial de la Salud Mental que se conmemoró ayer, especialistas y organismos enfocados a la atención de los trastornos mentales coinciden en advertir que el suicidio sigue en aumento a pesar de la publicidad de los gobiernos para ocultar la realidad y que se sabe que en la actualidad al menos una de cada ocho personas sufre algún trastorno mental.
Es de tal dimensión la problemática de la salud mental que, de acuerdo a la Encuesta Nacional de los Hogares 2017 a cargo del INEGI, se estima que en el país hay más de 4 millones de personas que han sentido depresión, preocupación o nerviosismo y un número importante de las mismas no saben reconocer sus síntomas y por lo tanto no reciben ningún tipo de atención o apoyo.
A su vez y de acuerdo a la Asociación Mexicana de Psicología y Desarrollo Comunitario, la problemática se está agravando debido a que el gasto en salud mental se encuentra cursando en procesos de corrupción, donde las psicólogas eventuales se encuentran precarizadas, los usuarios no tienen servicio de psicología en los Centros de Salud y las familias se encuentran desesperadas por la falta de servicios profesionales
Lo más delicado es que el estigma y las creencias sobre salud mental afectan de manera considerable el acceso a los servicios, además de que hay una total descoordinación entre las instituciones públicas, los organismos y los profesionales de la salud mental en la tarea de prevención y contención de la problemática, a causa de los egos y la caída en la inversión en el rubro de la salud, como lo refirió recientemente el nuevo titular de Salud en el Estado.
Los trastornos de la salud mental no solamente afectan a quienes los padecen sino también a la familia e incluso la formación académica y la producción misma en las empresas, toda vez que las pérdidas de productividad y otros costos indirectos suelen superar con creces los costos de la atención de la salud, expusieron los especialistas de la Asociación Mexicana de Psicología.
Advirtieron que la situación se torna mucho más compleja en su atención, debido esencialmente a que se carece, tanto a nivel nacional como en el Estado, de un marco regulatorio para abordar la prevención del suicidio y las situaciones emergentes de problemas psicológicos, además de que tampoco se cuenta con una ley de salud mental, mientras que las leyes locales son reduccionistas, limitadas y los servicios tienden a ser elitistas, inaccesibles y de calidad inestable.