Bilbao.- José María Manzanares, que cortó sendas orejas, y El Juli, que paseó una, alcanzaron triunfos de menor calado frente la buena condición de los toros de Victoriano del Río lidiados hoy miércoles en Bilbao, entre los que destacó un sexto de desbordante bravura premiado con la vuelta al ruedo.
En realidad, ese último del encierro, "Ruiseñor" de nombre, fue la auténtica estrella de la tarde, pues con su enrazado comportamiento llevó a los tendidos toda la emoción que le faltó al resto del espectáculo, en el que otros tres hermanos de camada también facilitaron faenas de mayor trascendencia.
Precisamente esa trascendencia fue la que tampoco llegó a alcanzar por completo Manzanares con tan bravo ejemplar, que empujó en el caballo y que luego acudió pronto, alegre e incansable a cada cite del matador, pidiendo un mando que Manzanares solo acertó a aplicarle de mitad de faena en adelante, cuando por fín se asentó sobre la arena.
Hasta entonces, por no someter y llegar embarcado en los vuelos de la muleta ese torrente de raza, el torero de Alicante se vio desbordado y apurado en varias ocasiones, incluso haciendo dudar así de la verdadera condición del toro.
Pero fue ya en las últimas series con la mano derecha, en el momento en que, con auténtico mérito, aguantó con firmeza y apostó para ligarle los pases y abarcar toda la embestida, cuando se vio realmente que "Ruiseñor", como típico toro bravo, respondía al trato exigido con clase y profundidad en cada acometida.
Se emocionó de verdad la gente ante tan enervante encuentro y, tras el epílogo de una estocada delantera, pidió las dos orejas para Manzanares, solo que el presidente, con criterio de riguroso aficionado, sacó un solo pañuelo blanco ante de asomar otro azul para premiar al toro de Victoriano del Río.
La fuerte ovación que sonó para el animal durante la vuelta al ruedo en el arrastre, más fuerte que la dedicada al torero, confirmó la acertada decisión del señor Matías González.
En todo caso, el "usía" ya le había dado otra oreja más a Manzanares en el primero de su lote, un toro de pastueña nobleza al que el alicantino le hizo una faena de escasa intensidad pero rematada con la contundente estocada en la suerte de recibir que fue la que avaló el trofeo.
Tampoco pasará a los anales de esta plaza la faena premiada de El Juli al también notable quinto toro, al que toreó con soltura y quietud de plantas pero sin fajarse lo suficiente como para limar ese punto de temperamento, entre la casta y los amagos de rajarse, que tuvo el astado durante un trasteo espeso que levantó con un sprint final de esfectismos para la galería.
La lidia de los otros tres toros tuvo menos historia, pues al segundo, noble y muy manejable, el mismo Juli, que ocupaba hoy el lugar del lesionado Roca Rey, le hizo un trabajo tan liviano artísticamente como incoherente en la estrategia técnica.
Por su parte, Antonio Ferrera no pasó de sendos muletos intrascendentes con el desrazado toro que abrió plaza, el más deslucido de la corrida, y con un cuarto noble pero de poco empuje al que trató por momentos con cierta e impropia brusquedad.
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FICHA DEL FESTEJO:
Seis toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés, salvo el terciado tercero, de seria y fina presencia, especialmente los tres últimos y de buen juego en su conjunto, sobresaliendo la desbordante bravura del sexto, "Ruiseñor" de nombre, y premiado justamente con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Antonio Ferrera, de azul añil y oro: pinchazo, estocada y dos descabellos (silencio); pinchazo estocada chalequera y dos descabellos (silencio tras aviso).
El Juli, de verde hoja y oro, que sustituía a Roca Rey: pinchazo, estocada desprendida y dos descabellos (ovación); estocada desprendida muy trasera (oreja).
José María Manzanares, de grana y oro: estocada (oreja); estocada delantera (oreja).
Entre las cuadrillas, Javier Valdeoro y Fernando Sánchez saludaron tras banderillear al cuarto.
Quinta de abono de las Corridas Generales, con algo menos de dos tercios de entrada (unos 9500 espectadores) en tarde agradable y con rachas de viento.