Por Erick Cortés.- A pesar de enfrentar cuatro imputaciones por 91 presuntos delitos, y de que se prohibiera su aparición en las boletas electorales de los estados de Colorado y Maine, Donald Trump emergió ayer como el claro favorito para enfrentar a Biden en las elecciones presidenciales de noviembre.
Trump logró obtener más votos que todos sus rivales juntos en los caucus de Iowa (una elección local organizada por los partidos para elegir a sus candidatos), algo que no sólo marca el inicio de las elecciones primarias, sino que también despeja cualquier duda sobre su liderazgo en el Partido Republicano.
Superado todas las expectativas, obtuvo un 51.1% de los votos, dejando atrás al gobernador de Florida, Ron DeSantis, y a la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, con un 21.2% y un 19.1%, respectivamente. La magnitud de su victoria, ganando en 98 de los 99 condados, ha establecido un nuevo récord desde el arrasador triunfo de Bob Dole en 1988.
Ron DeSantis, quien en muchas encuestas aparece como favorito, no logró un buen resultado a pesar de haber recorrido los 99 condados y de comulgar con la ideología de un estado blanco, conservador y religioso.
Las urnas, instaladas en centros cívicos, colegios e Iglesias, recibieron a un número importante de votantes, a pesar del intenso frío que se registró en Iowa, lo que permitió declarar la victoria de Trump varias horas antes de su cierre.
Sin embargo, varios estados mantienen abiertas sus demandas para impedir que Trump aparezca en la boleta por promover un ataque al Capitolio tras perder las elecciones del 2020, un acto de insurrección que, según la catorceava enmienda de la constitución, le impediría postularse.
Este y otros cargos que enfrenta justo en el año electoral han abierto el debate público sobre si Trump está siendo víctima de una persecución política en un país que presume tener la democracia más sólida del mundo, lo que ha impulsado aún más el respaldo de sus votantes.
Por lo pronto, ha iniciado la campañas de las elecciones primarias con miras a elegir al candidato presidencial del Partido Republicano, el cual se dará a conocer oficialmente después de la Convención Nacional Republicana, que tendrá lugar del 15 al 18 de julio en Milwaukee, Wisconsin.