México, 30 sep (EFE).- Su única arma son algunos crucifijos, estampitas de la virgen de la Guadalupe y mucha fe. No necesitan más para conseguir la caída del presidente mexicano y erradicar el «terror comunista» porque al parecer tienen un fuerte aliado: Dios está con ellos, según dicen.
Desde hace una semana, sobre la céntrica plaza del Zócalo de la capital mexicana y frente a la residencia del presidente, se levanta un basto campamento de unas 300 tiendas de campaña de un movimiento conservador que lleva su objetivo en su nombre: Frente Nacional Anti Andrés Manuel López Obrador (Frena).
Las sensibilidades entre sus miembros, muchos de los cuales van a dormir a sus domicilios, son diversas, pero un grupo de ultracatólicos se encarga de mantener viva la llama de la fe con una improvisada capilla en el centro del campamento.
«Con la ayuda de Dios, si es su santísima voluntad, México será libre», cuenta a Efe una convencida Marcela, quien al mediodía ofrece un ángelus y un rosario megáfono en mano para una cuarentena de manifestantes que, algunos de pie y otros arrodillados, ruegan por una intervención divina en el Palacio Nacional.
LOS PECADOS DE LÓPEZ OBRADOR
A Marcela no le cabe la menor duda. López Obrador, quien ganó las elecciones en 2018 con el izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y la promesa de ayudar a los pobres, está convirtiendo a México en la «Venezuela del norte» a pasos agigantados.
«Este Gobierno no lo queremos porque el presidente es un inepto, destructor de la familia con abortos y eutanasia», asegura contundente esta mujer de pequeña estatura, si bien López Obrador nunca se ha pronunciado a favor de estos temas.
Pero además, «destruye» las empresas mientras la educación pública está «pervirtiendo la niñez» mediante «estas cosas de que no aceptan los dos sexos y meten todo lo que se les ocurre», opina.
Es por eso que, frente a una tienda de campaña roja decorada con un crucifijo, una virgen, y un cirio, los manifestantes más devotos intercalan gritos de «Viva Cristo Rey» y de «Fuera López».
UNA ORACIÓN CONTRA LA REVOLUCIÓN
Quieren que Dios les escuche porque tiene mucho trabajo que hacer en «esta hora aciaga» para México: «reconquistar» el país, «aplastar la cabeza al enemigo», erradicar el «terror comunista» y judeomasónico, pero sobre todo, echar a López Obrador del palacio, se escucha entre sus rezos.
Según Marcela, no hay mejor receta que esta. «En Austria se paró el comunismo gracias al rezo del santo rosario», explica sin concretar cuándo pasó.
Eso sí, deja claro que el rezo «es una arma muy poderosa que tenemos porque implorando a Dios por intersección de su santísima Madre salve a nuestra patria», comenta a pocos metros de un gran muñeco que caracteriza a López Obrador como un demonio.
Flor, quien procura no perderse ninguno de los cuatro rezos programados cada día en la capilla, es algo más compasiva con el presidente y considera que está a tiempo de redimirse y cambiar de rumbo.
«Todavía nuestro presidente está vivo y no puede ir al infierno. No quiero que se condene, quiero que esa alma se salve. Por medio del rosario, se va a salvar mucha gente. Pero si no hacemos caso a nuestra Madre, estamos perdidos», advierte con una cruz en la mano.
DOS MESES PARA LA RENUNCIA
De momento, la redención que exigen los de Frena al presidente es que renuncie antes del 30 de noviembre de este año, plazo legal para que se convoquen unas nuevas elecciones presidenciales.
De lo contrario, Morena gobernará el país hasta 2024. Algo inadmisible para los manifestantes, puesto que este partido forma parte del Foro de Sao Paulo, que agrupa las izquierdas latinoamericanas y que para ellos es lo más cercano que hay al infierno en la Tierra.
«El socialismo nos hace iguales en la pobreza, a la clase media nos acaba y a los pobres los empobrece», sostiene Marcela, convencida de que el presidente está entregando los recursos para niños con cáncer a «Honduras y a otros países socialistas-bolivarianos».
De nada sirve que López Obrador tenga al papa Francisco como un referente, se declare un «seguidor de Jesucristo» y se haya aliado con partidos evangélicos en las elecciones. Para Marcela no solo no es cristiano, sino que «desgraciadamente se burla de los cristianos».
Aunque Dios descansó al séptimo día, estos devotos manifestantes ya llevan una semana de lucha y no apagarán los cirios hasta conseguir su milagro.