México, 29 dic (EFE).- El tercer indulto de un toro para el rejoneo en la historia de la Plaza México fue lo más destacado este domingo en la décima corrida de la Temporada Grande.
El caballero mexicano Emiliano Gamero logró dos orejas en el toro del indulto, mientras que los también mexicanos Horacio Casas y Santiago Zendejas solo dieron una vuelta al ruedo cada uno, siendo Casas muy pitado al ser uno de sus caballos herido.
Los toros de Vistahermosa fueron de presentación y juego desigual destacando cuarto por su bravura, quinto por su nobleza, resultando primero y segundo casi inválidos.
Los Forcados Amadores de Turlock lograron el premio a la mejor pega y labor, decisión que protestó parte del público presente. La plaza registró un poco menos de cuarto de entrada.
Un toro fijo pero sin emoción, debido a un exceso de docilidad que gustó al público por la suavidad con la que enfrentaba al caballo, con un trote cansino y de escasa casta, recibió el tercer indulto en una corrida de rejones en las siete décadas de existencia de la Plaza México.
Con este indulto es uno por temporada de los tres últimos ciclos de corridas mayores del coso de Insurgentes, siendo el de hoy el más alejado de lo que se exige a un toro para prolongar su vida y como semental perpetuar sus características en el ruedo.
Gaspar se unió a Copo de Nieve y Fantasma, los dos toros indultados por Andy Cartagena y Diego Ventura el año pasado en esta plaza. El rejoneador en suerte del astado que logró el perdón fue Emilano Gamero.
Gamero, a diferencia de las faenas de Cartagena y Ventura, unas cátedras de rejoneo, realizó una faena sin profundidad en la que solo se ciñó al toro en arrancadas, sin ser capaz de llevarlo en ningún momento cosido a lo largo del albero.
Añadió emotividad a la faena de Gamero una caída con peligro por un error en la monta que provocó un tropiezo del caballo. Tras el percance continuó la lidia el jinete con unas banderillas al quiebro, emocionantes pero imprecisas, ya que el toro tocó al caballo.
El público empezó a pedir el indulto de manera mayoritaria. El juez de plaza lo concedió, abaratando el significado de una decisión que debe ser fruto de lo excepcional.
La puerta grande de Gamero es el otro exagerado premio que esta décima corrida añade a la estadística. Sus dos faenas fueron monótonas en la ejecución de las banderillas, con diversos fallos, incluido con el rejón de muerte, y muy aliviadas.
Si bien los recortes tuvieron vértigo nunca fueron continuados por un toreo con mando, al no ser capaz de ceñir a la grupa de sus monturas a sus dos rivales de Vistahermosa.
De los otros dos rejoneadores destacó el joven Santiago Zendejas, especialmente en su primer toro, por su temple ante la embestida de los animales, brillando al poner banderillas cortas en una exigua distancia.
Horacio Casas dio vueltas alrededor de sus toros a gran distancia. Reaccionó mal ante el más bravo de la tarde cuando en el primer tercio el toro recortó distancias. La lenta monta del jinete provocó una fuerte cornada en el vientre de su caballo que debió ser llevado de urgencia a quirófano.
La última corrida del año en Plaza México finalizó con un indulto que contrasta con las pitadas que recibieron en el arrastre, en las dos anteriores corridas, dos toros bravos y encastados.