La Paz, 11 nov (EFE).- Miles de partidarios de Evo Morales se manifestaron este martes en La Paz portando la «whipala», una bandera que representa a los indígenas del país, con cánticos que exigían respeto a esa enseña y que en la distancia pedían su regreso, al poco de que aterrizara en su exilio en México.
«¡La whipala se respeta!» coreaba una multitud que se organizó en El Alto, la ciudad del altiplano vecina de La Paz, con innumerables enseñas cuadriculadas y multicolores que se asocian con centenarias luchas indígenas.
SÍMBOLO INDÍGENA
La whipala, que representa la diversidad cultural del país, es considerada un símbolo patrio por la Constitución promulgada en 2009 por Morales, el primer presidente indígena salido de las urnas en Bolivia y uno de los pocos en la historia de América Latina.
Cuando manifestantes y policías se encontraron cara a cara, algunas mujeres pusieron pequeñas wiphalas entre su equipo antidisturbios, mientras que otros uniformados las recibieron en sus manos.
Tras la renuncia de Morales el domingo pasado, circularon algunas imágenes por redes sociales de policías que retirando la whipala de los mástiles del Legislativo en La Paz y de las identificaciones de su uniforme.
Ese gesto de algunos miembros de la institución causó molestia a quienes se sienten representados por esa enseña, a pesar de un acto de desagravio que ofreció la Policía este pasado lunes.
Este gran grupo integrado por mujeres y hombres con palos, algunos de ellos con tapabocas y rostros cubiertos, coparon las principales calles del centro de La Paz hasta llegar a pocas cuadras de la plaza Murillo, sitio en el que están las sedes de los poderes Legislativo y Ejecutivo del país.
ORACIONES POR EVO MORALES
Uno de los puntos en los que los manifestantes estaban más eufóricos fue el Obelisco, donde daban vueltas al monumento y saltaban mientras unas veces coreaban «ahora sí, guerra civil» o «Policía motín, únete a tu pueblo».
Al mismo tiempo que un grupo de mujeres indígenas se arrodillaba como en posición de oración suplicando «que vuelva Evo» y recriminando a los uniformados por haber entregado a Morales «como a Cristo».
El que fue el presidente con más tiempo en el poder en Bolivia, desde 2006 hasta su renuncia el domingo, salió anoche del país rumbo a México insistiendo en sus acusaciones de ser víctima de un golpe apoyado por la Policía, cuyos motines en su contra fueron uno de los detonantes que le abocaron a renunciar.
«El pueblo está dolido», aseguró una de las manifestantes, que acusó a algunos grupos del oriente del país de promover la humillación y el desprecio de los indígenas.
«Camacho, cabrón, queremos tu cabeza», expresaba otro grupo algo exaltado, en referencia al presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, uno de los líderes de la movilización ciudadana que protestó contra Morales.
RECHAZO A UNA POSIBLE PRESIDENTA
La protesta también pidió la renuncia de la senadora opositora Jeanine Añez, quien podría asumir la Presidencia del país por sucesión constitucional.
No perdonan unos supuestos dichos despectivos suyos contra la población de El Alto, la segunda mayor ciudad de Bolivia con casi un millón de habitantes.
Para esta jornada se convocó a una sesión extraordinaria del Congreso boliviano, con finalidad de hallar salidas a esta crisis y posicionar un nuevo Gobierno de transición, que convoque a nuevas elecciones.
El Parlamento del país tiene mayoría de legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS), partido de Morales, que será determinante para aceptar o no la renuncia del presidente saliente, máxime teniendo en cuenta que Morales se despidió avisando de su intención de volver algún día a Bolivia con energías renovadas.
Gabriel Romano