Roma, 21 may (EFE).- Hasta ahora repartían comida y daban ayuda psicológica a los más afectados por la crisis del coronavirus, pero las Brigadas Voluntarias de Milán, una red de apoyo surgida a raíz de esta emergencia, han decidido llevar también a los barrios pobres de la ciudad el «antídoto» del teatro y el humor.
«Federico García Lorca dijo que no hay nada más fuerte que el teatro para difundir un mensaje de libertad», cuenta a Efe Vlad Scolari, de la Brigada Brighella. El grupo se inspiró precisamente en La Barraca, la compañía de teatro ambulante impulsada por el poeta granadino para hacer llegar la cultura hasta el último rincón.
A partir de mañana, cada reparto de alimentos y de material de protección organizado por las brigadas vendrá acompañado de una representación teatral, porque «el pan es un producto de primera necesidad, pero también lo son la fantasía y la cultura», asegura el actor Scolari.
Las obras se basan en las «Fábulas italianas» de Italo Calvino, «el género más popular tanto para niños como adultos», pero adaptadas a la «multicultural» situación de la Italia actual.
En sus primeros ensayos, este grupo de actores profesionales y aficionados recibió una visita inesperada, «una de esas cosas increíbles pero verdaderas que ocurren de vez en cuando», dice el también director Scolari, impulsor de la iniciativa.
Se trataba de la llegada del famoso cómico y actor italiano Paolo Rossi, que decidió ayudar de manera altruista a la brigada aportando los consejos que le otorgaban 40 años sobre las tablas y los platós.
«Sus consejos más importantes fueron que nos sintiéramos a gusto con lo que hacemos encima del escenario y también comenzar antes de que esté todo listo, ir construyendo la obra mientras se representa», sigue Scolari.
La brigada teatral es solo una de las 15 que conforman las Brigadas Voluntarias de Milán, creadas el 8 de marzo siguiendo la inspiración de las brigadas médicas cubanas que llegaron a Italia esos días, y que han contado con la colaboración de la ONG Emergency.
«Ese día hubo una revuelta en las prisiones italianas. Cuando fuimos a ver la situación a la de Milán vimos que esta crisis no se podía abordar solo con los medios habituales y decidimos crear las brigadas», explica su coordinador Valerio Ferrandi.
Al principio eran 150 los voluntarios y nueve las brigadas, cada una con nombres de partisanos italianos o iconos de la izquierda como Ho Chi Minh o Gerda Taro. Ahora son más de 600 personas que asisten a 16.000 personas en toda el área metropolitana de Milán.
Bajo el principio de «la solidaridad desde abajo» y no de la caridad, en un primer momento se encargaban de repartir la compra a ancianos y enfermos de COVID-19, para después donar comida y otros materiales a quien no se lo pudiera permitir.
Emergency, una ONG italiana que ha trabajado en crisis humanitarias como el brote del ébola en Sierra Leona, se encargó de proporcionar médicos profesionales y formar a los voluntarios para poder dar una asistencia básica a los afectados.
Milán es la provincia más afectada de Italia por el coronavirus, que se cebó especialmente con la región de Lombardía, de la que es capital, con 85.000 casos totales y casi 28.000 fallecidos.
Ahora, cuando lo peor de la crisis sanitaria ha pasado, viene «la crisis social», la de los nuevos pobres, dice Ferrandi. Se han organizado por lo menos para los próximos seis meses para seguir repartiendo material, han habilitado una línea de asistencia psicológica gratuita y han puesto en marcha el teatro ambulante.
Las brigadas quieren llegar a otras 5.000 familias de la ciudad, que según Ferrandi han quedado «excluidas» de la ayuda institucional, como muchos inmigrantes en situación irregular.
Ahora, además de comida y mascarillas, los habitantes de los barrios populares de Milán tendrán media hora a la semana para evadirse con la «alegría y la ligereza» del teatro, señala Scolari citando a Calvino.
Álvaro Caballero