México, 16 feb (EFE).- Una vecindad en la ciudad de Cuernavaca, capital del estado mexicano de Morelos, centro de México, se ha erigido como el semillero donde unos 350 niños y adolescentes reciben clases de artes plásticas y visuales, música, danza y teatro por unos 35 profesores.
En México y distintos países, una vecindad es un multifamiliar, en el que las viviendas se ubican alrededor de un pasillo o patio central, distribución que se puede apreciar en el Centro Cultural Infantil La Vecindad, fundado en 1995.
El recinto se ubica en el primer cuadro de la ciudad de Cuernavaca, a espaldas del Palacio de Cortés, construcción ordenada por el conquistador español en el siglo XVI.
Desde su fundación, «La Vecindad», una escuela de iniciación artística, tuvo como objetivo ser un espacio de arte y cultura para que los niños de Morelos pudieran explorar e incentivar su creatividad e imaginación.
«Cada niño tiene un interés genuino y distinto (y en los últimos años) nos hemos dedicado mucho a crecer con la escuela de iniciación artística», dijo en entrevista con Efe la directora general del centro cultural, María Fernanda Garrido Navedo.
Explicó que los niños ingresan a la escuela a partir de los seis años y en ella pueden encontrar diferentes clases «porque ha evolucionado y no solo son talleres sino una clase en la que puede tener continuidad a su proceso (de formación)».
La directora contó que la escuela ha resultado un apoyo fundamental para los menores con intereses artísticos en Morelos.
«Aquí le damos una continuidad muy particular a los niños. Si ellos entran a la escuela y cuando salgan, a los 17 años, contarán con la formación artística que le pueden ayudar a ingresar a una universidad para continuar con sus estudios», apuntó.
Dijo que independientemente de la actividad artística a la que se dediquen, los menores «deben contar con una formación desde la infancia y aquí reciben esa oportunidad».
Garrido contó que el proyecto creció de tal manera en los últimos años que actualmente «La Vecindad» cuentan con el coro de niños cantores de Morelos y la compañía infantil y juvenil de teatro.
Semanalmente, el Centro Cultural ofrece más de 130 clases en un recinto que pretende ser «una pieza fundamental en el desarrollo de la infancia» en el estado que, como muchos de México, se ha visto azotado por la violencia en los últimos años y cuya capital cuenta con alrededor de 400.000 menores, quienes buscan espacios con entorno seguro, armónico y amoroso para desarrollar sus capacidades.
A la vista de los resultados, la directora espera que el modelo pueda ser replicado en otras ciudades de Morelos y de otros estados de México.
Entre las clases que se imparten están: iniciación a las artes visuales, que incluye historia del arte, dibujo, pintura, escultura y grabado, e iniciación musical, con solfeo, ensamble coral, de cámara u orquesta, así como los más variados instrumentos de cuerda, viento, percusión y piano.
«Me han enseñado a tocar el violín, realmente bien, con técnica y teoría, además saben como dirigirnos», contó a Efe, Brisa, una chica de 15 años.
Mientras que en iniciación al teatro, los niños y adolescentes cumplen cursos de actuación, entrenamiento corporal, técnica vocal, historia del teatro y canto, además de fomento a la lectura y escritura.
Mientras que Sofía, de 11 años, dijo a ella disfruta relacionarse con otros niños y asistir a las clases.
«Los maestros tienen mucha capacidad para enseñar», dijo la niña, quien recordó que actuó en una obra que se llama «Alta Mar», una historia en la que representó a uno de los marineros que se quedaban sin recursos en una travesía.
En tanto, María, de 15 años y quien estudia piano, relató que en una ocasión asistió a un evento musical en un jardín de la ciudad y eso la atrajo.
«Me llamó la atención el sonido, el movimiento y la sensación que transmitía, ese sentimiento de alegría, eso me gustó, me acerqué y los niños me dijeron: ven para La Vecindad y me metí por eso», expuso María, quien manifestó interés por tocar el piano desde los seis años.
Hasta la década de 1980, el inmueble, construido en el año 1900, sirvió para cobijar a varias familias y personajes populares como luchadores, fotógrafos, músicos y hasta parteras.
El edificio estuvo abandonado durante casi una década, sin embargo conserva su nombre de «La Vecindad», en memoria de los niños que jugaron y crecieron en este espacio.