Oootro escándalo sexual empaña el siempre criticado mundo de la política, y peor todavía, en plenas campañas para puestos de elección popular.
Apenas estalló lo del video que involucra al candidato a gobernador en Zacatecas, David Monreal, de toquetear a otra candidata, y ayer hicieron circular otro video donde tocó a la misma mujer, pero ahora en el busto.
Pero lo peor vendría después: el diputado federal de Puebla, el morenista Saúl Huerta, fue denunciado por hacer tocamientos sexuales a un menor de edad; tras la fuerte acusación fue detenido, pero haciendo valer su fuero como legislador, libró la cárcel y se dijo víctima de un complot, de un intento de extorsión y ayer mismo fue desenmascarado por la madre del adolescente agredido y presentó un audio donde el diputado le pide que no lo destruya y que le dará dinero para que todo se resuelva, con lo que en automático acepta su culpabilidad.
Este incidente ya le costó caro al sexagenario diputado y anoche dio a conocer que renuncia a su aspiración de reelegirse como legislador. Obviamente no le quedaba de otra.
Pero estos hombres no han sido los únicos, recordemos que el ahora ex-candidato al Gobierno de Guerrero, Félix Salgado, había sido denunciado por violación, pero la víctima se retractó porque aseguró que había sido amenazada.
Aquí mismo en Aguascalientes otro candidato fue involucrado en una secta sexual y todavía no se sabe si este escándalo lo afectará en sus aspiraciones políticas.
Dichos escándalos no sólo afectan a estos personajes sino también a sus partidos, que tienen que dar la cara y excusarlos, porque esa es la palabra, y tratan de defender lo indefendible.
Y como lo comentamos líneas arriba, no es la primera vez ni será la única que un escándalo sexual afecte a la política, incluso ha habido muchos casos en México y en el resto del mundo que han cimbrado a la sociedad; recordemos que el affaire con una estudiante casi le cuesta la Presidencia de Estados Unidos a Bill Clinton y, un poco más reciente, el ahora ex-mandatario Donald Trump también recibió varias demandas por acoso sexual, pero todas y cada una las libró.
México no está exento de estos escándalos, recordemos que varios ex-Presidentes tuvieron sus amoríos con famosas artistas todavía estando casados, pero antes no se tenía la cobertura que dan ahora las redes sociales y aunque en su momento estos casos levantaron ámpula, no pasó a mayores.
Si estos hombres y, ¿por qué no?, mujeres aspirantes a obtener puestos políticos no pueden dominar sus pasiones, no son aptos para gobernar una población, pues se necesita temperamento, juicio, pero sobre todo valores, que es lo que a la sociedad le hace falta.