Por las buenas o por las malas, parece decir el mensaje del presidente López Obrador, quien ayer decretó la expropiación de decenas de inmuebles privados para construir su obra magna, el Tren Maya.
Voces de alerta muchas, demasiadas, han sido ignoradas una a una porque el mandatario no va a dejar pasar la oportunidad de consolidar su proyecto, que tiene todo en contra, y a pesar de eso, de estudios de especialistas, de amparos de jueces federales y hasta de la comunidad artística, el proyecto va.
El Tren Maya es una línea para el transporte de pasajeros y carga a través de la Península de Yucatán y se supone que el objetivo es reactivar y expandir la red nacional ferroviaria, y como plan suena bien, lo que no dicen es que están devastando enormes áreas naturales y que ahora el decreto viene a perjudicar a particulares, casi a 40, quien de la noche a la mañana perderán el derecho sobre sus propiedades por una orden presidencial.
Entonces, en lugar de que la sociedad vea que es una obra en beneficio de la población, mucha de ella se siente agraviada porque la obra va, pésele a quien le pese.
Ahora suponemos que vendrán las demandas aunque las autoridades deben estar alineadas a las órdenes presidenciales, y lo que se espera es que en todo caso la indemnización sea suficiente, pues no perdamos de vista que en un procedimiento expropiatorio, cuando la propiedad es adquirida forzosamente por el Estado, también es obligado un pago justo.
Los enterados dicen que no todo está perdido, pues por ejemplo un juez, piedra en el zapato del Presidente, una y otra vez ha echado abajo su reforma a la Ley Eléctrica a base de argumentos legales, por lo que se infiere que no todo está perdido para los particulares.
Además, otro magistrado federal concedió ayer mismo dos nuevas suspensiones definitivas contra las obras del Tren Maya, las cuales abarcan los 111 kilómetros del Tramo Cinco que va de Cancún a Tulum, precisamente el que expropió el Presidente.
Cuando se está en el Gobierno se debe tener la capacidad de hacer un alto en el camino cuando las cosas no fluyen en un sentido natural; es necesario para recibir ideas, comparar opiniones, conocer aspectos legales pero, sobre todo, para valorar el beneficio para la población, aunque en esta ocasión es todo lo contrario lo que se ha hecho para concretar el Tren Maya que, por lo que se puede ver, será construido contra viento y marea pero, ¿a qué costo?