CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 17 (EL UNIVERSAL).-
Los pacientes con predisposición genética a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que utilizan vapeadores, aceleran el desarrollo de dicha patología en un periodo de tres a cinco años, comparado con los 15 a 20 que tarda en gestarse en un paciente fumador, advirtió el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
El EPOC destruye el tejido pulmonar, y se caracteriza por causar la retención de aire en los pulmones, debido a que pierden su capacidad elástica, crece y retiene el aire que se aspira, con lo cual se dificulta el intercambio gaseoso, explicó Guadalupe Espitia Hernández, neumóloga del Hospital Regional 1 de Octubre.
Explicó que existe la falsa creencia de que vapear tiene menos efectos dañinos en el pulmón en comparación con el tabaquismo y esto no es cierto.
«Las sustancias que se le adhieren a derivados de la nicotina usados en vapeadores suelen estar adulteradas, son a base de sustancias oleosas y, al ser inhaladas mediante calor, tienen mayor efecto destructivo dentro del pulmón, esto hace que la enfermedad curse de manera más rápida que en un paciente que consume tabaco», señaló.
Puntualizó que ambas formas de EPOC son potencialmente letales, la relacionada al tabaco tiene mayor predisposición a desarrollar complicaciones asociadas a cáncer; y en el caso del vapeo tiene mayor propensión a generar rápidamente fibrosis pulmonar, lo cual empieza a presentar síndromes combinados y los pacientes demandan mayor atención sanitaria.
En México, en pacientes que tienen más de 60 años, esta patología tiene una prevalencia de 11.3%. En el ISSSTE es la primera causa de atención y discapacidad por enfermedad respiratoria crónica, es decir, cinco de cada 10 pacientes que requieren oxígeno para vivir son por EPOC en etapas terminales.
Para reducir su impacto, evitar discapacidad, riesgo de muerte y alto gasto financiero en salud, recomendó no usar vapeadores, no fumar, ni exponerse a humo de tabaco o inhalación de biomasa (humo de leña), y fomentar el uso de mascarillas de protección industrial en trabajadores de la minería, lo que ha demostrado que abate el riesgo de EPOC.