Aguascalientes.- Cuando una persona recibe el diagnóstico de cáncer lo primero que piensa es en la muerte, su relación directa es esa, muy contadas son las que toman las cosas con calma y muestran disposición inmediata de iniciar un tratamiento; también están aquellas que les da pánico, pero razonan y avanzan, aunque hay otras que caen en depresión inmediata.
La oncóloga Antonia Montantes Cedillo dijo que son tantos mitos y el falso pudor de la gente la que genera limitaciones para buscar atención oportuna, prevenirla o intentar la cura; “la mayoría de los cánceres son curables, siempre y cuando se haga la detección a tiempo, el problema es que por temor la gente no va a que le hagan una prueba de detección”.
Hay más de 100 diferentes tipos de esta enfermedad y tiene como principal característica el rápido y desordenado crecimiento de la células anormales. En la mayoría de los casos se trata de padecimientos crónicos-degenerativos y por lo tanto la incidencia y tasa de mortalidad tiende a incrementarse con la edad.
Según datos del IMSS, se han identificado algunos tipos de cáncer más comunes en mujeres que en hombres y viceversa, los principales tienen que ver con el aparato reproductor y si bien es una enfermedad que puede atacar por igual, es la población femenina la que está más en riesgo, por ello las campañas intensivas hacia ellas.
Hasta hace unos 15 años el cáncer cérvico-uterino era la principal causa de muerte en las mujeres, pero del 2006 a la fecha ocupa el segundo sitio, antes se encuentra el cáncer de mama.
Y si bien hay infinidad de muertes por esta causa, se trata de personas que por miedo a no conocer el diagnóstico no acudieron a una atención previa, pues también se tienen muchos casos de éxito y personas que han logrado superar el cáncer y sobrevivir como ejemplo de que la atención oportuna salva vidas.
María del Refugio Hernández es una sobreviviente del cáncer, para ella es inolvidable el día en que su médico en el IMSS le informó que tenía la enfermedad. “Fue un viernes 3 de octubre de 1997, me atendía un doctor que recuerdo le decían Román, entré con mucho miedo y de sopetón me soltó que mis estudios habían salido positivos a cáncer. Me quedé muda un buen rato, luego vino el llanto, me dejó sola el doctor y luego reaccioné, tenía que empezar mi tratamiento porque no quería morir”.
Dijo que nunca se imaginó que ese dolor en la parte baja del estómago sería cáncer, pero así fue y “no me quedó de otra que echarle ganas, siempre he sido una persona alegre. Recuerdo que el Dr. Román me dijo que disfrutara todo lo que quisiera porque me quedaba poco tiempo de vida, así de frío fue, pero a los dos años él falleció y yo sigo aquí”.
Silvia Domínguez comentó que a ella le detectaron el cáncer de mama dos semanas antes de su boda, “recuerdo que me estaba midiendo mi vestido de novia y sentí una bolita en el seno derecho, sí fui con el médico y me hicieron estudios, pero yo preferí ignorarlos, no creí que en esos momentos de tanta felicidad, yo estaba tan plena que no creí que eso me fuera a pasar, esa enfermedad siempre la asocié a otra gente, no a mi y luego me tuve que enfrentar a la realidad”.
Después de tres meses de casada volvió por los estudios y entonces me dieron la fatal noticia, “tuve que iniciar el tratamiento y me costó aceptar los cambios físicos, por fortuna conté con el apoyo de mi esposo y de mi familia. En un principio me negaba a que me vieran sin pelo, sin ceja y con peso variable”.
Refirió que en un principio creyó que se iba a morir, pero conforme avanzaba su tratamiento “sabe cómo me llegó un espíritu de supervivencia muy fuerte y me empoderé de mi salud y de mi vida, decidí seguir viviendo”.
Ambas coincidieron que es difícil que la gente aprenda de las experiencias ajenas, pues aunque haya muchas personas supervivientes del cáncer que puedan platicar lo que vivieron y sugerir la detección temprana de la enfermedad o lesiones que puedan ser atendidas con oportunidad, la gran mayoría prefiere ignorar sus sospechas por miedo a que les den un diagnóstico positivo a la enfermedad.