México, 20 nov (EFE).- Los caudillos Pancho Villa y Emiliano Zapata, junto con las aguerridas mujeres revolucionarias conocidas como Adelitas, volvieron a tomar la Ciudad de México en una reescenificación de la Revolución Mexicana en el aniversario 109 de esa lucha, de cuyos ideales el presidente Andrés Manuel López Obrador se considera abanderado.
El festejo se inició en la Plaza de la Constitución, mejor conocida como Zócalo, donde tuvo lugar una representación de toda la historia del país, desde las civilizaciones originarias olmeca, maya, tolteca y mexica hasta la actualidad, pasando por la Conquista española, la Independencia, la Reforma y la Revolución.
Un hombre y una mujer se alternaban para dar voz a la Patria al narrar los diversos pasajes históricos, mientras miles de miembros de las Fuerzas Armadas, ataviados como los personajes que representaban, los revivían en el enorme escenario de la plaza de 46.800 metros cuadrados.
Allí volvió el cura Miguel Hidalgo a pronunciar su arenga contra el «mal gobierno» colonial, Benito Juárez su célebre frase en favor del «respeto al derecho ajeno» para alcanzar la paz, y Francisco I. Madero su llamado a tomar las armas contra la dictadura de Porfirio Díaz, rematado por el lema «Sufragio efectivo, no reelección».
Este llamado es considerado precisamente como el suceso que dio inicio a la Revolución Mexicana el 20 de noviembre de 1910.
Siguió la escenificación de las batallas más emblemáticas de esta lucha, acompañada de salvas de rifles y cañones. Incluso un avión biplano sobrevoló la plaza justo cuando se representaba la Batalla de Topolobampo, un combate naval en que una aeronave de las fuerzas revolucionarias realizó un ataque inédito a un buque gubernamental en 1914.
Se narró igualmente la promulgación de la Constitución de 1917, que algunos historiadores consideran como el evento que puso fin a la Revolución, aunque a ella siguió un periodo de lucha entre diversas facciones que seguían en armas.
La representación continuó con el periodo posrevolucionario, enfatizando la gestión del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), durante el cual se efectuó la nacionalización de la industria petrolera, así como la participación del Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana en la Segunda Guerra Mundial, en el mandato de Manuel Ávila Camacho (1940-1946).
Finalmente, la voz de la Patria hizo votos porque «podamos transitar todos a una nueva transformación» que materialice definitivamente los ideales revolucionarios de justicia y democracia, aludiendo al nombre con que López Obrador se refiere a su proyecto político, la «Cuarta Transformación», que de esta forma se suma a la Independencia, la Reforma y la Revolución.
ACCIDENTE ECUESTRE
A la representación siguió un espectáculo de acrobacia ecuestre en el que se produjo el único incidente que empañó un evento por lo demás intachable.
Un jinete militar que realizaba una suerte particularmente arriesgada cayó al suelo al resbalar su montura frente al Palacio Nacional y a un templete en que el presidente atestiguaba el espectáculo.
El jinete fue inmediatamente asistido por algunos de sus compañeros militares, que lo ayudaron a incorporarse y alejarse del sitio apoyado en un solo pie, mientras otros soldados calmaban al animal.
Después del espectáculo ecuestre la cantante María Inés Ochoa interpretó corridos revolucionarios, al cabo de lo cual se inició un desfile de unos ocho kilómetros desde el Zócalo hasta el Campo Marte, una instalación militar que se usa fundamentalmente para eventos ecuestres.
Por la capital avanzaron carros alegóricos alusivos a diferentes formaciones militares o personajes revolucionarios como la División del Norte, encabezada por Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa; el Ejército Libertador del Sur, comandado por Emiliano Zapata, o las Adelitas.
Cerraron el desfile unos 2.700 caballos montados por integrantes de distintos cuerpos militares y asociaciones ecuestres.
Silvina Antonio Olivera, una mujer de 69 años originaria del estado sureño de Oaxaca, expresó a Efe su admiración y respeto por el presidente López Obrador.
«Tengo 50 años radicando aquí en el Estado de México (vecino de la capital), pero yo soy de un pueblo del Istmo de Tehuantepec, San Pedro Comitancillo, Oaxaca», dijo la mujer, luciendo una indumentaria típica de su etnia zapoteca.
Añadió que vino a ver el espectáculo «porque me gusta lo que el presidente está haciendo con mi México».
A su vez, Mariana Linares dijo que asistió «sobre todo para mostrarle a mi hijo un poco de los aspectos culturales y de la historia que tenemos en México; el porqué de nuestra condición actual en cuestión política».
«Es una forma de que les puedan enseñar a los niños algo más tangible de la historia de nuestro país», puntualizó.